Ortega, coletazos de un inconmensurable talento

Alma de jugador, se rehusa a colgar los botines. Es feliz dentro de la cancha, aunque el físico ya no responda a su talento y a su claridad para jugar al fútbol. Descartado por Matías Almeyda para el River modelo B Nacional, inmediatamente se puso en campaña para buscar un hogar en el que poder seguir gambeteando. Defensores de Belgrano, club que milita en la B Metropolitana, le ofreció su diez rojinegra. El Burrito escuchó al Dragón, aceptó su contrato, estampó su firma y encontró en el Bajo Belgrano la oportunidad para seguir jugando al fútbol.

Su esperado debut se materializó en la tercera fecha frente a Morón. Frente al Gallo concretó su mejor actuación. Movedizo, levantó a los fanáticos con sus gambetas, sus pisadas y sus precisos y punzantes pases. En esa noche igualó el partido desde los doce pasos, un encuentro que el Dragón mereció ganar. Frente a Armenio, también desde el punto de penal, marcó su segundo tanto.

El sábado fue titular en la derrota ante Brown de Adrogué, líder del campeonato, en el Bajo Belgrano. En noventa minutos el Burrito no pudo entrar nunca en ritmo ante un Tricolor que ejerció una presión constante sobre él y los posibles receptores, forzando la imprecisión del equipo que dirige Rodolfo Della Picca.

Pese a su bajo rendimiento, sigue dejando coletazos de su talento infinito. Detalles, destellos y pinceladas en un pase al vacío o en una gambeta indescifrable en una baldosa. Su pegada se mantiene intacta. Su maltrecho físico le pasa factura y le impide mantener la continuidad que lo convertiría en un distinto dentro de la categoría. Su inteligencia y su panorama sufren sus diezmadas condiciones de un cuerpo que ya no responde como en sus mejores épocas. Después de tanta magia, solo quedan coletazos de un inconmensurable talento.

Foto: Defelandia