Hace un año leí 1984, la novela de Orwell. Hasta entonces, mi conocimiento muy incompleto de la novela me hacía generar mis propias traslaciones de la novela al presente, como que el Gran Hermano era una especie de Google que sabe todo lo que haces y que te pone en bandeja (y nunca mejor dicho) mensajes que excitan la vena consumista. Pero una vez leida, la verdad, la presencia del Gran Hermano a lo largo de la novela es pequeña y su importancia es secundaria si lo comparamos con otros conceptos como la neolengua o la policía del pensamiento. Y hoy lo he visto claro (más o menos claro, quiero decir).
Esta noche ha cerrado una televisión que emitía exclusivamente información y va a ser sustituida por otra de entretenimiento. Pero, ¡qué entretenimiento!. Hace mucho que dejé de ver Gran Hermano y reconozco que apenas vi CNN+ (prefiero otros medios para estar informado). Pero el cambio me recuerda mucho a la neolengua orwelliana. Ésta consistía en un nuevo idioma del que desaparecían aquellos conceptos en los que las personas no debían pensar (como la libertad). Por lo tanto, si no se hablaba de ello, no existía. CNN+ era la Viejalengua, y en ella se hablaba de democracia, igualdad…. Ahora eso va a ser sustituido por la neolengua, idioma que desconozco en profundidad, pero de la que recuerdo el famoso “¿quién me pone la pierna encima?”. Y buscando en youtube, solo en el primer video encontramos perlas como “me encanta follar”, “sabes a morcilla”, “cómeme el chorizo”. Y no digo que esté mal el entretenimiento: al contrario. Incluso ese tipo de entretenimiento le gusta a mucha gente y yo no soy nadie para decirle a nadie lo que es bueno y lo que es malo. Pero lo que sí critico y me niego a aceptar es que esta neolengua nos vaya comiendo las neuronas poco a poco y dejemos de pensar. Porque el siguiente paso es la policía del pensamiento, es decir, perseguirte porque pienses diferente a lo que te ordenan. Seguramente la policía del pensamiento del s. XXI no nos llevará a la habitación 101 a torturarnos hasta vaciar nuestro cerebro. Sin duda, los efectos sobre las personas que piensen diferente serán mucho más sutiles, pero serán poco menos que proscritos. Políticamente, por ejemplo, son conocidos esos efectos sobre las personas que piensan diferente. Eso será solo el principio.
Quizá 2010 habría sido un título más acertado. Y quizá no era necesario el Gran Hermano, ni el Ingsoc, ni la policía del pensamiento… Simplemente basta con que las personas optemos por la cultura de lo fácil y del no-pensar. Así nos va y lo peor está por llegar.