El restaurante de la planta baja del Claris Hotel & Spa Barcelonaseguirá evocando a Asia, pero con un cambio total de rumbo, sabores y estilo. Acaba de abrir una nueva etapa como uno de los japoneses más chic de la ciudad, en equilibrio entre un producto de primera y un equipo que quiere brillar por su técnica. Se llama Os-kuro (kuro es negro y alude al ambiente imperante de penumbra e intimidad) y lo lidera como proyecto personal el hotelero Joaquim Clos.
Interior del restaurante Os-Kuro, en Barcelona.
Quienes visitasen el espacio en su anterior etapa ‘china’ como Mr. Kao, recordarán que es pequeño, tranquilo y dividido en dos plantas. Este anterior proyecto en asociación con dicha marcha duró unos pocos años, se paralizó durante la pandemia, y posteriormente ya no reabrió. Clos decidió llevar a cabo lo que era un sueño, tras años de viajes y conocimiento de la cultura y gastronomía nipona, y de la mano de Michele Camolei, director de F&B de Claris Hotel & Spa, quien había trabajado durante años en Japón y mantiene fuertes vínculos con el país.
La nueva aventura gastronómica del Claris es 100% propia, sin socios, y acaso sea su propuesta más personal. La sala tiene acceso independiente desde la calle de València, sin pasar por el hotel, lo que se traduce en una visible presencia de clientes locales que se mezclan con algunos huéspedes con apetito oriental.
Espacio rediseñado
Tras unas semanas de discreto rodaje, el restaurante acaba de ser presentado oficialmente en sociedad, con la promesa de ofrecer el “mejor pescado de las lonjas españolas”, que se muestra y trabaja en la barra inferior. Allí hay unas pocas mesas para recrearse contemplando a los sushimanes. Escaleras arriba, el local se vuelve aún más íntimo, y la oscuridad de la que presume se adueña también del interiorismo. Es algo pretendido, ya que el espacio ya eliminó incluso ventanas para potenciar esa quietud.
Entre ambas partes suman un aforo de unas 60 personas. Y el acceso a la segunda, protagonizado por botellas de sake, ya es una declaración de intenciones. Con una carta de nueve variedades, este fermentado del arroz quiere abrirse paso firme en los paladares barceloneses. Se contempla como el maridaje perfecto, o un colofón a la comida.
Otro pilar de su oferta es el fuego. La La robatayaki –brasa ancestral japonesa– requiere una técnica precisa para potenciar cada ingrediente con la cocción necesaria. Aquí la herramienta brilla en platos como tempuras, el tonkatsu o yakisoba, completados con ingredientes del territorio como la gamba roja, el cerdo ibérico o el pulpo.
Purista y esencial
El equipo se esfuerza es transmitir una visión purista y esencial de la gastronomía japonesa. Transmitiendo respeto por la estacionalidad, mimo al arroz –de la variedad koshihikari–, y recetario tradicional. Exhiben talento y experiencia en los cortes de pescado para potenciar cada bocado, siempre pendientes de las características de la pesca del momento.
Su instigador hace hincapié en buscar el equilibrio entre color, textura y sabor. Se cuidan las formas, las presentaciones y tamaño más idóneo, tanto para propuestas en crudo como para acabados tibios. El objetivo es posicionarlo como uno de los grandes japoneses de la ciudad.
La carta se estructura en entrantes, tempuras, sashimi, rolls, nigiris, wok, robata y carnes. En el primer grupo hemos podido probar tanto las gyozas caseras de cerdo, como las apoteósicas gyozas de wagyu, que elaboran con la carne sobrante de los cortes de otras elaboraciones. Es singular la presentación, en aparente ‘bloque’ del que luego se separan las piezas, obedece a que se pintan con almidón. Cada bocado es un estallido de sabor y la textura es firme pero melosa.
Robata cotizada
La tempura de verduras también acierta en el punto de cocción y un crepitante rebozado. Y el yakisoba coronado con gamba roja es una delicia a la que hay que hacer hueco aunque sea compartiendo ración, ya que es un plato contundente, que aquí se crece con el marisco.
No defraudan ni el sashimi de caballa, salmón ni toro, por la evidente calidad de la materia prima y el corte generoso, ni los nigiris probados (vieira, maguro y lubina), en perfecto equilibrio en la cantidad de pescado y arroz.
Pero quienes quieran profundizar en su robata caerán rendidos ante algunos de sus platos más cotizados. Bogavante y sisho, como plato estrella, y también el bacalao miso o ‘black cod’, otro manjar para los más exigentes. La traca final puede llegar con el Wagiu miyazaki A5 (el máximo nivel de calidad de esta carne, en cuanto color, firmeza, marmoleo, calidad de la grasa…), de presentación impecable y sabor y suavidad extraordinarios. Clos relata que este grado de calidad se ofrece a precios mucho más competitivos que en grandes restaurantes de otras grandes ciudades europeas, en concreto a 62 euros los 110 gramos. Pero los carnívoros también pueden sucumbir a otros platos destacados a base de cerdo.
Como fin de fiesta, la carta de postres juega con los contrastes y guiños entre culturas. Hay mochis, un sorprendente coulant de matcha con helado de arroz… Pero nos quedamos con su receta japonesa de tarta de queso, muy suave, y rematada con helado de whisky.
El tíquet medio ronda los 55 euros, pero también hay un menú de mediodía.
Os-Kuro sushi bar & robata
Pau Claris, 150 08009 Barcelona
93 487 62 62 https://www.hotelclaris.com/es/os-kuro
Martes a viernes de 13.30 a 15.30 y de 20.00 a 22.30 horas
Sábado de 19.00 a 23.00 horas
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure