El Título es "YO NO TE AMO ¡CHICLE!
Es un chick lit.
"...Cuando regresé a la mesa del restaurante, David me dijo que ya había pedido. A mí no me importaba, porque me gusta todo y no era un problema. Hasta esa noche, y hasta que aquello llegó a la mesa. —¿Cochinillo? —pregunté como si me acabasen de dar una bofetada.—¿Nunca lo has probado?—No—.—Te va a encantar. ¿Encantarme? Me puse mala, pobrecillo, ver aquella carita, si era un bebé, de cerdo, pero un bebé. Se me hizo un nudo en el estómago. —De repente se me ha ido el apetito, lo siento David, pero no creo que pueda.—Estás bromeando ¿no?—Lo siento muchísimo pero no puedo. Mira que carita, es un infanticidio por lo menos. Debería estar prohibido. No puedo comerlo —y me crucé de brazos.—Diana ¿qué voy a hacer contigo? ¿En serio que no puedes? No me lo puedo creer.—Me parece monstruoso. Lo siento.—Pero a ver, mujer de Dios, tú eres carnívora, te he visto comer carne antes, de cerdo, de ternera ¿qué diferencia hay?—Pues que a una chuleta no le tengo que ver la cara, a este sí. Creo que a partir de ahora me vuelvo vegetariana. David se frotaba la frente, se estaba exasperando, yo lo contemplaba, a veces no sabía si reír o llorar o mandarme a una guardería. —¿Digo que se lleven la cabeza?—Demasiado tarde, David.—No vas a comer ¿verdad? Negué con la cabeza y me disculpé con la mirada mientras pensaba cómo me había arrepentido de ver la película "el cerdito Babe". —Vámonos —me pidió David.—No, no quiero estropearte la cena.—Ya es tarde, Diana.—Déjame pagar por lo menos. Me siento fatal, pero no puedo evitarlo. David, dejó escapar un suspiro de resignación, se sacó la servilleta del regazo y se levantó. Salimos en silencio, tremendo cabreo debe tener, pensaba, yo ni me atrevía de abrir la boca. Anduvimos un buen trecho cuando se paró, me cogió por los hombros y me obligó a sentarme en un banco del paseo marítimo. —A ver, ¿sobre qué más comida sientes cariño? No quiero pasar otra vez por esto.—Bueno......—Bueno ¿qué?—Es que...—Suéltalo ya, venga.—Cuando era pequeña tenía como mascota un conejo.—Vale, nada de conejo al ajillo ¿algo más?—Codornices, son tan pequeñitas....—Nada de codornices, bien, ¿Y las setas? Tampoco supongo, no vas a dejar a los pitufos sin casa.—Estás enfadado ¿o te estás cachondeando de mí? Estaba decepcionado, se le veía a leguas, pero me miró y sonrió. —Me vas a volver loco ¿sabes?—Yo creía que ya lo había hecho.—Yo también.—Te lo compensaré en cuanto lleguemos a casa.—Tú lo arreglas todo con sexo.—Hasta ahora siempre me ha funcionado —dije poniéndole carita de borrego degollado.—Tienes razón, siempre te funciona, —sonrió por fin— Eres una gran manipuladora. Llegamos a casa y "cenamos", una cena con mucha carne cruda y saliva como aliño. No volvimos a hablar del tema y David evitó los platos de codornices, conejo y sobre todo lechón desde ese día..." ¡Saludos!
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