A pesar de el terrorista no haber demostrado ningún sentimiento de humanidad, cuando destruyó las Torres Gemelas, la ONU quiere saber si hubo intento de preservar sus derechos humanos.
El pasado domingo 8 de mayo hizo una semana que el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció que el terrorista más procurado del mundo, Osama Bin Laden, fue muerto en una operación de la CIA (sigla en inglés para Agencia Central de Inteligencia), en Pakistán. Sin embargo, dos preguntas todavía continúan en la mente de gente de todas partes del planeta: 1) ¿Osama Bin Laden realmente murió? 2) ¿Será que el gobierno pakistaní lo protegía?
El líder de Al-Qaeda ha sido muerto con un tiro en la cabeza el 1er de mayo pasado, y su cuerpo, presuntamente lanzado al mar, para evitar que hubiera peregrinación por parte de sus admiradores. La duda persiste a causa de la resistencia de Washington de divulgar su imagen, una prueba que alimentaría la curiosidad de periodistas y de la comunidad internacional. Pero, su exhibición podría volver en contra del gobierno que lo ha matado, transformando el terrorista en mártir e incitando al odio. A pesar de eso, la organización criminal confirmó el hecho norteamericano.
“Hace casi 10 años, un lindo día de septiembre fue oscurecido por el peor ataque al pueblo estadounidense en nuestra historia. Las imágenes del 11 de septiembre están marcadas en nuestra memoria nacional – aviones secuestrados cruzando el cielo limpio de septiembre, las Torres Gemelas desmoronando. El humo negro subiendo del Pentágono, los destrozos del vuelo 93 en Shanksville, Pensilvania, en que las acciones de heroicos ciudadanos impidieron más tristezas y destrucción”, recordó el mandatario estadounidense, durante su discurso.
Se discute una presunta incapacidad del gobierno pakistaní en descubrir que Bin Laden vivía en una región llena de militares, o si las autoridades lo protegían. Si se comprueban la segunda opción, el país podrá perder la ayuda financiera anual de 1,500 millones de dólares de EEUU.
La emboscada al jefe de Al-Qaeda, que ha durado 38 minutos, ocurrió sin el conocimiento de las autoridades locales, que se mostraron sorprendidas por la invasión yanqui en su territorio. Quizás, la donación justifique que los Estados Unidos se sientan en el derecho a entrar en aquel país sin pedir licencia. Aún no está claro el comportamiento de Bin Laden en aquel momento. La Casa Blanca – sede del gobierno norteamericano – sólo informó que él no ha reaccionado y que fueron encontrados documentos sobre un nuevo plan para atacar a “América”, el 11 de septiembre, fecha que marca los diez años del atentado terrorista, en Nueva York.
Aunque Bin Laden haya sido el culpable por cerca de tres mil muertes – solamente el 11 de septiembre de 2001 – a causa del secuestro de dos aviones que estrellaron y destruyeron las Torres Gemelas del edificio World Trade Center, actuando sin sentimiento de humanidad, dos relatores de las Naciones Unidas (ONU) quieren saber los detalles de la operación y si los militares estadounidenses se abstuvieron del uso de la fuerza letal y si intentaron capturar el terrorista vivo, respetando las normas internacionales de derechos humanos, que pudieran llevarlo a juicio. Desafortunadamente, ese tipo de actitudes inducen a pensar que los derechos humanos sólo sirven para proteger a los criminales.
En nota, el gobierno venezolano criticó la operación militar y dijo que “no se puede combatir terror con terror, ni a la violencia con más violencia” y recordó que ha sido EEUU que entrenó a Bin Laden a usar armas.
La muerte del terrorista ha sido conmemorada por ciudadanos norteamericanos, por el Consejo de Seguridad de la ONU y por jefes de Estado. Para la entidad mundial, es una “buena noticia” que Bin Laden no podrá más volver a cometer crímenes. Para el líder colombiano, Juan Manuel Santos, “un golpe al terrorismo global”. Ya, para el mandatario peruano, Alan García, el asesinato “pone fin a una muy dolorosa página de la historia internacional”.
Para las autoridades argentinas, la muerte del líder de Al-Qaeda coloca nuevamente el terrorismo como tema central de la sociedad, además de condenar quien utilice la religión y la política para cometer crímenes.
Algunas naciones, como Reino Unido, Francia, Nueva Zelanda, India, Irak, además de EEUU, han reforzado la seguridad por recelo de que el grupo terrorista intente vengar la muerte de su antiguo jefe.
Si Osama Bin Laden estuviera vivo, sería muy útil para descubrir los próximos pasos de su organización, sin embargo, podría ser protegido por una cuestión de intimidación y satisfacción a la comunidad internacional, basado en los derechos humanos. Pero, muerto, no habría como volver atrás, más allá de salvar la campaña de Barack Obama a la reelección, en un momento en que su gobierno tiene un déficit económico y necesita reducir los gastos públicos, lo que casi llevó al cierre de embajadas en todo el mundo y la paralización de los servicios públicos.