La edición 2012 de los Oscar parece una tanto descompensada. Para empezar, hay categorías del núcleo duro en las que claramente falla el nivel: por ejemplo, para el guión original, la inclusión de Woody Allen (que también aspira al premio a la mejor dirección) suena más a intento de recuperación de un hijo pródigo que a reivindicación del trabajo de un artista ninguneado por el gremio oficial y la gran industria. Midnight in Paris comparte candidatura con la comedia La boda de mi mejor amiga, el thriller económico Margin call, The artist (sin duda la favorita, por su radical apuesta formal y a contracorriente, que además supone un triple motivo de orgullo para el gremio: chute nostálgico, honorable reivindicación de un oficio y entrañable vínculo de continuidad en el pasado); finalmente, Nader y Simin, una separación, sin duda el mejor guión del año, está ahí como cuota multicultural que, además, sirve para poner en evidencia a la cinematografía oficial de un país hostil donde --a pesar de todas las adversidades-- se abre paso un cine de calidad que en el futuro podría hacer palanca en cambios de mayor calado, no sólo artísticos.
En cambio, el premio para la mejor actriz aparece muy disputado y con un gran nivel: además de dos grandes pesos pesados --Glenn Close y Meryl Streep, en sendas interpretaciones camaleónicas, de esas que encantan a Hollywood-- hay que añadir a la rompedora Rooney Mara (Millenium), Viona Davis (Criadas y señoras) --la mejor colocada según las apuestas más recientes-- y Michelle Williams. Sin duda, la que gane lo habrá hecho contra las mejores.
El cine español, por su parte, no tiene motivos de queja: ha conseguido colocar dos candidatos en categorías importantes: Alberto Iglesias (tercera nominación por la banda sonora de El topo, aunque tendrá enfrente una doble opción del maestro de maestros John Williams); y un Fernando Trueba anclado en sus temas favoritos optando al mejor largometraje de animación. Creo que Chico y Rita tiene posibilidades de triunfo gracias al impactante diseño visual de la película (mérito atribuible en buena parte a Javier Mariscal).
Finalmente, la incógnita en lo que se refiere a la triunfadora de la noche parece reducida a dos películas: la de Scorsese (La invención de Hugo) y a la feliz excentricidad de la francesa The artist, mucho más que un homenaje al cine mudo, un experimento narrativo inédito para las generaciones jóvenes, que no saben que existió un cine así hace 100 años. Aunque sólo sea por ese prurito de orgullo gremial, de premio a la valentía, apuesto por Michel Hazanavicius, que Scorsese ya ha tenido sus noches.
Como prometí el año pasado, para las votaciones disponemos de un útil formulario en el que dejar las respuestas, que luego se encargará el Dr. Google de designar a los ganadores. Eso sí, identificación requerida y voto obligatorio para todas las categorías, que tanto la victoria como la ultrajante derrota merecen un mínimo de responsabilidad:
Suerte!!!