En el SXX el hombre ha conocido más acerca de sí mismo que nunca y en el S.XXI los medios de comunicación no cesan en emplear el efecto repetición para familiarizarnos con conceptos como la bondad. ¿Se trata de ser emprendedores en solidaridad?. Habíamos logrado que el puzzle de dignidad construido durante tantos años se sostuviera, y ahora, parece que alguien se esfuerza en esconder las piezas.
Hasta la fecha, como no somos drones, nadie se escapa de experimentar situaciones de este tipo; pero si entendemos que son puntuales, y que lo amable es la armonía y la oscilación en torno a un equilibrio, veremos que estos "máximos" de descontrol únicamente es necesario amortiguarlos. No olvidemos que mediante las oscilaciones de un péndulo se empezaron a medir los intervalos de tiempo de una forma fiable y reproducible.
Decimos que un cuerpo realiza un movimiento oscilatorio cuando su movimiento es de vaivén, con una amplitud determinada, en torno a una posición de equilibrio. La posición de equilibrio es la que ocupa el cuerpo, de forma natural, cuando no se le obliga a oscilar. Es importante fijarnos en el verbo "obligar" por un motivo: si al cuerpo le obligamos a "seguir" oscilando, a dicha oscilación la llamamos "forzada", y no existe posición de equilibrio; si al cuerpo lo dejamos oscilando a su libre albedrío es cuando el concepto "posición de equilibrio" alcanza su esplendor. Por ejemplo: el movimiento de un reloj de pulsera de cuarzo es una oscilación forzada, puesto que dentro del reloj existe un circuito oscilador que va manteniendo el movimiento con una pequeña batería, y el movimiento de un reloj de péndulo es oscilación libre, puesto que una vez hemos liberado el péndulo éste sigue oscilando hasta que vuelve a su posición de equilibrio.
Pops: para intentar comprender mejor qué es un movimiento oscilatorio, os invito a realizar el siguiente visionado. Es viernes por la tarde, ha transcurrido toda una semana de trabajo, el cansancio nos hace estar inquietos, se nota. Ahora cerrad los ojos deprisa y trasladaros a un canal de Venecia. Atardecer de viernes de Diciembre, el agua fría, ondeante, las antorchas a ambos lados del canal le dan un aspecto lúgubre y decadente, pero nos da igual, no nos importa el caminar fugaz del mercader, ni el miriñaque que desaparece tras la esquina. Aquí estamos ondeando, en la góndola, sin nada que pensar, derecha......izquierda.........amos de nuestro tiempo.....balanceando y balanceando, tan lejos de todo que hasta las campanas del campanile han adoptado un tono de acorde menor. Nada logra confundir nuestra firme oscilación.....ya no hay tiempo....el mismo tiempo se modula....somos un péndulo cuya oscilación está a merced de la placidez del agua....y sigue....y sigue....
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