El oso pardo ( Ursus arctos), es un habitante característico de los bosques de Europa, zonas de Asia templada y América del Norte. Hay varias subespecies, que se diferencian unas de otras por la coloración de su pelo y el tamaño que alcanzan, hasta tal punto que antes se las consideraba como especies diferentes. Citar, como ejemplo, a los más grandes grizzlys ( Ursus arctos horribilis) y el kodiak ( Ursus arctos middendorffi), este último es la subespecie de mayor tamaño. El nuestro es el oso pardo ibérico ( Ursus arctos pyrenaicus) el más pequeño de todos, no suele superar los 180 kg. de peso.
Las fotos de esta entrada están realizadas en Carelia, es una región boscosa del norte de Europa, repartida entre Finlandia y Rusia. Un gran bosque de abetos, abedules y lagos donde no es difícil ver manadas de lobos, glotones, gallos lira, urogallos y osos pardos en libertad.
En España, este animal está catalogado en peligro de extinción. Antiguamente era morador de la práctica totalidad de nuestros sistemas montañosos y bosques. En la actualidad, contamos con una población total de unos 250 ejemplares distribuidos en la Cordillera Cantábrica y en mucho menor número en los Pirineos.
El oso pardo es un mamífero plantígrado, apoya completamente la planta de sus extremidades para andar, lo que le permite utilizar solo sus patas traseras para erguirse sobre ellas y desplazarse.
El pelo es de color marrón en distintas tonalidades. Su cabeza es pequeña en relación a su cuerpo y sus ojos son proporcionalmente minúsculos. Por el contrario, tiene grandes zarpas. Del hocico a la cola llega a alcanzar los dos metros.
Sus garras y su anatomía general nos muestran a un típico animal carnívoro, nada más lejos de la realidad. Su dieta es casi íntegramente vegetariana, sin embargo, tiene fortaleza suficiente para abatir presas tan grandes como un ciervo o cualquier otro ungulado de gran tamaño.
La vida y los desplazamientos del oso vienen determinados por la búsqueda constante de alimento. Incluso la hibernación se produce por la escasez de este. Un oso adulto puede llegar a perder durante el invierno hasta el 40% de su peso. Su alimentación se basa en materia vegetal (bellotas, castañas, hayucos, avellanas, bayas, tubérculos, brotes de gramíneas, etc.) Esta dieta la completa con carroña, insectos, miel, setas, aves, huevos, peces, ungulados, etc. Podríamos decir que es omnívoro.
Si quieres saber más de este animal o deseas contribuir a su conservación en España visita fundacionosopardo.org.
Cuando ves a un oso ponerse de pie, a corta distancia, te quedas impresionado de su envergadura y agilidad. Observarlos correr también es toda una sorpresa. Para fotografiarlos con brillo en los ojos es bastante complicado ya que los tiene muy pequeños y algo hundidos.