Revista Salud y Bienestar

Otra lectura de nuestra ansiedad. Síntomas ansiosos y enfermedad crónica.

Por Javier Rojo @blogtueii

Cuando aparecen los primeros síntomas de la enfermedad (EII) , suelen ir acompañados, de una vorágine emocional. Es habitual sentir miedo, indefensión, culpa, rabia, enfado, tristeza, desesperación… y un largo etcétera. Diferentes emociones que experimentamos y sentimos, nos acompañan en el proceso como pacientes, desde esos primeros síntomas, pasando por el diagnóstico, el tratamientos, o las contínuas crisis. Pero, ¿le otorgamos a las emociones la importancia y el espacio que requieren? ¿Tratamos de controlarlas, o de evitar algunas negativas? ¿entendemos qué sentimos en cada momentos y lo aceptamos? Por qué puedo haber comenzado el artículo hablando de emociones cuando el tema a tratar son los bloqueos, las angustias o las preocupaciones que nos llegan a embriagar y bloquear.

A menudo recibo consultas o leo a otros compañer@s que manifiestan sus dudas en torno a estos síntomas, y es por ello que hoy les dedico este artículo.

La ansiedad es una respuesta emocional, un estado mental, la sensación de preocupación o angustia. Se traduce en síntomas corporales tales como tensión muscular, respiración entrecortada y agitada, presión en el pecho, dolor de cabeza, taquicardias, etc. En ocasiones descrito como “estar de los nervios”. Pero la ansiedad, no es un problema en si mismo, todo lo contrario, es una reacción habitual que todos experimentamos en determinadas circunstancias que consideramos o interpretamos como peligrosa que demandan una especial atención por nuestra parte. La ansiedad nos ayuda a sobrevivir, a reaccionar, a mejorar nuestro rendimiento y a afrontar algunos sucesos, como por ejemplo padecer una enfermedad crónica.

El verdadero conflicto es mantener esta reacción en el tiempo, que perdure esta alerta de peligro, lo que conlleva los síntomas corporales descritos, el estado de nervios y de angustia prolongado, dejándonos exhaustos.

¿Qué pensamos o qué sentimos es la clave de la ansiedad? Es por ello que comenzaba este artículo con una elaborada lista de primeras emociones y reacciones ante la enfermedad, desencadenantes de la ansiedad futura y presente.

No nos asusta o alarma un suceso en sí, un hecho, una circunstancia, sino cómo la interpretamos nosotros, qué pensamos y sentimos en ese momento. Por lo tanto, es una reacción que podemos regular en la medida que aprendamos a gestionar nuestras emociones y entender las situaciones que vivimos y cómo nos pueden afectar.

Tres componentes:

qué sentimos + qué pensamos + cómo actuamos.

Tres claves:

Entender + Aceptar + Gestionar las emociones.

Es especialmente relevante, que prestemos atención a estos aspectos, a los sentimientos que nos inundan, a cómo nos comportamos bajo su influencia o en qué pensamos en esos instantes. La información que obtendremos de nosotros mismos, la auto-observación nos dará pista sobre presentes o futuros desequilibrios, como las crisis de ansiedad, los bloqueos mentales o paralizaciónes, el exceso de angustia, o la sobreactivación de nuestro organismo o estrés. Siendo, por tanto, el principio de la regulación de la ansiedad.

He de destacar a modo de advertencia, que en la práctica existe una gran variedad de herramientas, de estrategias y de técnicas efectivas para estos fines, pero no todas son funcionales al mismo nivel, ni sirven para todos. Cada uno debe auto-observarse, explorar en qué situaciones le supera esa reacción de ansiedad, en qué otras no, (si fuese necesario acudir a un profesional sanitario), para después buscar las herramientas más eficaces. Para algunos podrá ser pasear, relacionarse con otros, leer, dibujar, distraerse de alguna manera, realizar alguna actividad rutinaria… Evitando así entrar en el círculo vicioso de los pensamientos agobiantes y destructivos, en las rumiaciones y preocupaciones, en un callejón sin salida, al que hemos llegado por miedo, frustración, enfado o culpa. Entendiendo, que nosotros somos un aspecto primordial en este proceso, que tenemos capacidad de gestión y de cambio.

La lectura que hagamos de nuestra circunstancia, del estado de le enfermedad, de sucesos vitales, propiciarán el estado mental en el que nos encontremos, y cómo nos sintamos. Tengamos en cuenta varios aspectos relacionados con la enfermedad:

– Los cuadros ansiosos y depresivos son comunes en pacientes con enfermedades crónicas.

– La sintomatología de la (EII) se deteriora a su vez por este tipo situaciones y cuadros clínicos.

– Lo que incidirá directamente en la calidad de vida de los pacientes de manera negativa. Algunas de las consecuencias de estos estados ansiosos y de bloqueo son: falta de confianza en uno mismo, baja autoestima o inseguridades.

(…) Seguiré abordando estos temas en el siguiente post.

Victoria Sánchez Mújica


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