Revista Cultura y Ocio

Otra vuelta de tuerca

Publicado el 19 noviembre 2021 por Samarkanda
Otra vuelta de tuercaAutor/a: Henry James
Título original: The turn of the screw
Traductor/a: Antonio Desmonts
Edición: 2ª ed.
Lugar de edición: Barcelona
Editorial: DeBolsillo
Año de edición: 2004
Número de páginas: 203
ISBN: 84-9759-516-5
Siguiendo con el propósito de hacer incursiones en los clásicos de la literatura me he animado en esta ocasión con Otra vuelta de tuerca, considerada como la historia de fantasmas por antonomasia y de la que hay opiniones para todos los gustos.
James nos introduce en la historia a través de un grupo de personas que se ha reunido en vísperas de Navidad en un viejo caserón y, en torno al fuego, cuentas historias de apariciones en las que tuvieran como protagonistas a un niño. Uno de los invitados, Douglas, les habla de una historia en la que los protagonistas son dos niños y que nadie, excepto él, tiene conocimiento de la misma ya que fue la institutriz de aquellos menores quien le cuenta lo acontecido en la mansión de Bly.
A través de Douglas, la institutriz –de la que en ningún momento se sabe el nombre, sólo que es hija menor de un párroco de provincia- toma la palabra para contar en primera persona los hechos que vivió durante su estancia en la mansión.
Nuestra protagonista acepta el trabajo de institutriz tras entrevistarse con el tío de los niños que estarán a su cargo: Miles, de diez años, y Flora, de ocho, con la condición de no molestarle, bajo ningún concepto, con cualquier cosa que tenga que ver con sus sobrinos y siendo ella la responsable de las decisiones a tomar al respecto.
Cuando llega a la mansión de Bly el lugar no es tan lúgubre como ella pensaba pero, al caer la noche -como buena mansión victoriana que se precie-, invita a convertir cualquier ruido o sombra en algo poco natural. Al principio, todo transcurre sin incidentes; Flora es una niñita encantadora y la Sra. Grose, el ama de llaves, se convierte en su nueva confidente pero, tras las vacaciones y con la llegada de su otro pupilo, Miles –tan encantador como su hermana-, nuestra institutriz empieza a ver por la mansión a un hombre y a una mujer.
Por las descripciones de dichas personas, la Sra. Grose le confirma que son el Sr. Quint, el criado del tío de los niños, y la Srta. Jessel, la antigua institutriz. Hasta aquí, todo normal si no fuera porque ambos están muertos. Desde este momento se suceden una serie de acontecimientos que nos llevarán a un desenlace inesperado y sorprendente.
Tras leer Otra vuelta de tuerca me he quedado con una sensación de ambigüedad porque el final da lugar a que cada lector saque sus propias conclusiones al no haber ningún epílogo donde el autor aclare sus dudas, aunque, tal vez, esa fuera la intención de Henry James.
Aquí, lo importante –al menos desde mi punto de vista- no son los personajes sino la propia historia y, más aún, cómo se cuenta. Otra vuelta de tuerca tiene una carga psicológica bastante importante y James describe los lugares, los hechos y a los personajes de tal forma que el lector se mete de lleno en la historia y no sabe qué es real y qué no.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que esta historia se publicó por primera vez en 1898 y que la mentalidad de aquella época no es la de hoy en día al igual que la forma de expresarse tampoco es la misma. Digo esto porque hay temas que se tocan en el libro que nos pueden causar extrañeza como, por ejemplo, el papel de la mujer. En aquella época se nos consideraba seres inferiores que quedábamos relegados al cuidado de los hijos y de la casa –quienes se casaban- o a ejercer de institutrices –aquellas que poseían cierto nivel cultural- o costureras en el mejor de los casos. En la historia que nos atañe es la institutriz quien se encarga del cuidado y de las decisiones a tomar sobre todo lo que atañe a los niños, sin molestar al tío de los mismos. Otro tema que se trata es el de una supuesta relación incestuosa o varias, según la imaginación de cada lector, entre algunos personajes (como decía anteriormente, cada cual puede sacar sus propias conclusiones). También se trata, de forma muy superficial, el tema de la homosexualidad.
Respecto al estilo en el que está narrada Otra vuelta de tuerca y la forma de expresarse de los personajes, en mi caso, no me ha resultado fácil porque lo que se cuenta se hace de forma sesgada y enrevesada pero el lenguaje, propiamente dicho, tampoco es que sea excesivamente rimbombante.
También quisiera comentar que las novelas de terror del siglo XIX son muy distintas a las que se publican en la actualidad y puede que algunos lectores consideren esta lectura como una decepción en ese sentido pero, vuelvo a insistir, hay que tener en cuenta la época en que se publicó para no juzgar a la ligera esta historia.
Ahora bien, en qué grupo de lectores me sitúo ¿en el que han disfrutado con esta lectura o en el de aquellos a los que no le han gustado? Sinceramente, sí me ha gustado y la recomiendo porque es una lectura diferente pero que exige un poco de esfuerzo por parte del lector que, imbuido por el ambiente sugestivo que crea James, debe meterse en la historia para sacar sus propias conclusiones. También es cierto que me hubiera gustado, como decía más arriba, un epílogo ya que quedarme con la duda es algo que nunca me ha gustado.
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