Revista Opinión

Otro de mi amigo gales

Publicado el 08 enero 2013 por Torrens

Dedicado a los que trabajan con clientes maleducados.

Deberían darle un premio a la encargada de un mostrador de Virgin Airlines en Sydney que hace unos meses demostró ser lista y ocurrente en su discusión con un pasajero que probablemente merecía volar como carga. Un vuelo de Virgin casi completo fue cancelado cuando la aerolínea retiró los 767. Una única encargada estaba recolocando en otros vuelos a una larga cola de pasajeros afectados. De repente, un pasajero muy enfadado se abrió paso hasta el mostrador. Golpeó el mostrador con su billete y dijo, “Yo TENGO que tomar este avión y tiene que ser en primera clase”. La encargada contestó, “Lo siento señor. Estaré encantada de ayudarle, pero primero debo ayudar a otros pasajeros y estoy segura que después podremos solucionar su problema”.

El pasajero no se amilanó. A voz en grito para que los otros pasajeros lo oyeran dijo, “¿SABE QUIEN SOY YO?”. Sin inmutarse la encargada sonrió, agarró el micrófono conectado a los altavoces del aeropuerto  y empezó por “Atención por favor. Atención por favor”, que se oyó en toda la terminal “Hay un pasajero en el mostrador 14 que no sabe quién es. Si alguien puede ayudarle a encontrar su identidad por favor diríjase al mostrador 14”

Con la gente de la cola partiéndose de risa, el pasajero lanzó una mirada asesina a la encargada y apretando los dientes le dijo “Te voy a Fxxxxx”, y sin pestañear la encargada sonrió de nuevo y contestó, “Lo siento señor, pero para eso también tendrá que hacer cola”.

For All Who Work With Rude Customers, Isn’t it a  Shame WE Can’t Do This!

 An award should go to the Virgin Airlines desk attendant in Sydney some

months ago for being smart and funny, while making her point, when

confronted with a passenger who  probably deserved to fly as cargo. A

crowded Virgin flight was cancelled after Virgin’s 767s had been

withdrawn from service. A single attendant was rebooking a long queue

of inconvenienced travellers. Suddenly, an angry passenger pushed his

way to the desk. He slapped his ticket down on the counter and said, “I

HAVE to be on this flight and it HAS to be FIRST CLASS”. The attendant

replied, “I’m sorry, sir. I’ll be happy to try to help you, but I’ve

got to help these people first, and I’m sure we’ll be able to work

something out.”

 

The passenger was unimpressed. He asked loudly, so that the passengers

behind him could  hear, “DO YOU HAVE ANY IDEA WHO I AM?” Without

hesitating, the attendant smiled and grabbed her public address

microphone: “May I have your attention please, may I have your 

attention please,” she began – her voice heard clearly throughout the

terminal. “We  have a passenger here at Desk 14 WHO DOES NOT KNOW WHO

HE IS. If anyone can help him find his identity, please come to Desk

14.”

 

With the people behind him in the queue laughing hysterically, the man

glared at the Virgin  attendant, gritted his teeth and  said, “F… 

you!” Without flinching, she smiled and said, “I’m  sorry, sir, but

you’ll have to queue for that, too.”


OTRO DE MI AMIGO GALES

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