Otto Klemperer Director Discipulo de Schonberg
Publicado el 21 abril 2010 por Blogclasico
Otto Klemperer (1885-1973) Director de orquesta alemán A finales de los años 50 llegó a convertirse en el director más prestigioso y respetado del mundo, sobre todo tras la muerte de sus contemporáneos Furtwängler, Toscanini, Erich Kleiber, Mengelberg y Walter. En esta época Walter Legge hace que el nombre de Klemperer sea mundialmente conocido gracias a sus grabaciones discográficas con la Orquesta Philharmonia de Londres, de la que era director principal. A finales de los años 60, una serie de conciertos triunfales en
Viena y Múnich señala su reconciliación aparente entre el mundo cultural germánico, del que siempre fue un gran defensor.Marcado por la experiencia amarga del exilio, Otto Klemperer abandona tras 1945 el repertorio moderno (a excepción de la música de Gustav Mahler) y se consagra al gran repertorio austrogermánico del Clasicismo y Romanticismo.
Otto Klemperer Birth- May 14, 1885 in Breslau, PolandDeath- Jul 6, 1973 in Zurich, SwitzerlandPerformed Works By Es difícil encontrar en su discografía oficial interpretaciones de obras escritas después de 1918. Los tempi de sus versiones muestran a veces una lentitud sorprendente, que quizá puedan sorprender si se piensa que en su juventud Klemperer había sido un director fogoso y amante de la vanguardia. Esta evolución de estilo y de repertorio es similar a la que más tarde tendrán Sergiu Celibidache o Günter Wand.Hizo su debut en Berlín en 1905, donde llevó a cabo de cincuenta representaciones de Offenbach Orfeo en los Infiernos, no una obra que ahora se identifica con Klemperer seria y profundamente enfoque personal a la música. Poco después, visitó Gustav Mahler en Viena el compositor e impresionado por jugar un scherzo de una sinfonía de Mahler por la memoria en el piano. Con la recomendación personal de Mahler, Klemperer fue nombrado maestro de coro y director de orquesta en la Opera Alemana de Praga . Desempeñó este cargo durante tres años, durante el cual volvió a Viena para asistir en los ensayos de las sinfonías de Mahler más adelante. Una vez más con la ayuda de Mahler, se convirtió en director en la Ópera de Hamburgo en 1910. Hubo luego una sucesión de citas en Barmen (1913), Estrasburgo (1914-1916), Colonia (1916-1924) y Wiesbaden (1924-1927) y visitas a Barcelona, Roma, la URSS y EE.UU. entre 1920 y 1936. Otto Klemperer: Prelude to Richard Wagner's Lohengrin En 1927, fue contratado como director de la Casa Ópera de Kroll en Berlín, donde permaneció hasta 1931, cuando las presiones políticas y las dificultades financieras obligaron a su cierre. Además de las óperas más conocidas, Klemperer introducido nuevas obras que van en contra para ver los nazis idealizada de la cultura alemana, como Die Schoenberg mano glückliche y Erwartung, dos de Hindemith óperas, Cardillac y Neues von etiqueta, y de Janácek Desde la Casa de los Muertos. En efecto, Klemperer se señaló entonces más por su interés en la música contemporánea que por sus interpretaciones del repertorio clásico y romántico corriente en la que, en su vida futura, se concentró casi en su totalidad. Después de una muy exitosa serie de conciertos en Londres en 1929, Klemperer regresó a Alemania en 1931 para dirigir la Ópera Estatal de Berlín. Como Judio, que estaba en peligro de persecución y, aunque honrado con una medalla de oro por su "contribución sobresaliente a la cultura alemana", un periódico alemán de la época con amargura comentó: " es el panorama general es contraria al pensamiento alemán y el sentimiento . " Klemperer fue despedido en 1933 y huyó con su familia primero a Austria y luego a Suiza. Mientras estuvo allí, fue nombrado director de la Filarmónica de Los Ángeles y ha vivido en California desde 1935 hasta 1939 durante la cual también llevó a cabo la Filarmónica de Nueva York y la Orquesta Sinfónica de Filadelfia . En 1937, él ayudó a reorganizar la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh, aunque se negó a convertirse en su conductor. A raíz de un tumor cerebral que lo dejó parcialmente paralizado, su carrera se tambaleó. En 1940, Klemperer se convirtió en un ciudadano de los EE.UU., pero sus sufrimientos se incrementaron en un estado maníaco depresivo se caracteriza por ciclos recurrentes de euforia y la depresión. En 1951, un accidente en el aeropuerto de Montreal obligó Klemperer para llevar a cabo de una silla. Para probarse a sí mismo competente, contrató una orquesta para realizar un concierto con obras de su elección en el Carnegie Hall. Fue un éxito, pero, después de una discusión con las autoridades de inmigración estadounidenses, Klemperer regresó a Europa donde continuó llevando a cabo en Italia, Suecia, Suiza y Francia. Otto Klemperer conducts Beethoven's 9th Symphony: El pico de la carrera de Klemperer se produjo en 1959 con la Philharmonia Orchestra, con sede en Londres. Cuando se trató de disolver la orquesta en 1964, sus miembros le nombró presidente, y la orquesta fue reconstituida. A medida que la New Philharmonia, el grupo alcanzó nuevas alturas en los ciclos de Beethoven durante la década de 1960. En el mismo período se llevó a cabo en el
Covent Garden Opera House. Otto Klemperer - The Last Concert Klemperer , pionero en tantas cosas, lo fue también en el redescubrimiento de la música de Bruckner; cuando comenzó a dirigir sus sinfonías, en la década de 1920, aún estaban vistas fuera de los países germánicos como "interminables boas constrictor" (frase original de Hanslick). Es después de la última guerra mundial cuando, en todo el mundo, Bruckner empieza a ser apreciado como uno de los más grandes sinfonistas de la historia, junto a Beethoven y Brahms. De todos modos, cuando se hizo esta grabación de la "Séptima" (EMI 7243 5 67330 2 2) en 1960, muy poca competencia podría tener a ese nivel (las de Furtwängler, procedentes de archivos de radio menos la Octava, son tomas más antiguas, pero no se publicaron hasta más tarde) y cumplió en su época un papel importantísimo. Hoy día existe un verdadero aluvión de "Séptimas" de Bruckner en el mercado, algunas mejor realizadas desde el punto de vista orquestal, pero esta visión de Klemperer, que nunca cae en lo místico ni en lo empalagoso, que va "al grano", a explicar en qué consiste esta música, sigue teniendo un enorme atractivo, muy especialmente para el que escucha la obra por vez primera; de las grabaciones estéreo, sería una de las tres que recomendaríamos, junto a Böhm y Giulini, estos últimos con la Filarmónica de Viena ambos.
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