Ya os he hablado de Otolline en alguna ocasión. Fue una de mis primeras reseñas cuando estrené el blog y en ella os contaba que sus libros me habían enamorado desde el primer momento.
Hoy vengo a hablaros de la última entrega de las aventuras de esta niña valiente y sus extravagantes amigos.
Antes que nada, quiero darle las gracias a la editorial Edelvives por hacerlo llegar a mi casa junto con otros compañeros maravillosos de los que os hablaré estos días.
Esta vez, Ottoline y el Sr. Munroe están preparando sus vacaciones. Aún no saben muy bien a dónde ir pero eso no es impedimento para que vayan a comprar más pares de zapatos curiosos, "nunca se tienen suficientes zapatos en vacaciones".
Durante el paseo el Sr. Munroe, que por la mañana he decidido ponerse los binóculos del pantano, comienza a ver cosas extrañas y, aunque durante todo el día trata de advertir a Ottoline, la niña está tremendamente ocupada y no se da cuenta de lo importante que es lo que está ocurriendo. Tanto es así que el pobre Sr. Munroe decide partir él solo a arreglar el asunto y nada menos que, ¡a Noruega! Pero, ¿qué habrá ido a hacer tan lejos? Por suerte Ottoline no va a dejar a su amigo solo y parte en su búsqueda. Acompañada de otro de sus amigos, el oso, realizará un viaje muy peculiar y divertido.
Una vez más, me quito el sombrero ante el ingenio y la imaginación de Chris Riddell. Si los dos primeros libros de Ottoline me gustaron este no ha sido menos. Sus personajes siguen siendo igual de encantadores y simpáticos y es un placer acompañarles tan lejos, en un viaje lleno de sorpresas y de disparates.
Es un libro de fácil lectura, muy rápido y ágil y que combina a la perfección el texto y las ilustraciones, ambos se complementan, lo que no lo cuenta uno, lo cuenta el otro y juntos hacen que nos sumerjamos en el libro con muchísima facilidad.
El lenguaje es claro y conciso, fácil para los lectores a los que se dirige, aunque esté lleno de palabras inventadas que nos sorprenden. Ellas le dan frescura al texto.
La ilustraciones son realmente geniales porque están llenas de detalles curiosos y los dibujos son tremendamente divertidos.
Además, este libro viene con unos binóculos del pantano en su interior, sí, como los que se puso el Sr. Munroe, para que nosotros también podamos entender bien la historia. Las cosas no se ven muy, muy claras con ellos, pero nos sirven y además hacen la lectura aún más entretenida.
¿Qué más os puedo decir? Ya os recomendé los libros de Ottoline en la lista de lecturas comodín, hoy vuelvo a hacerlo. Es cierto que yo casi siempre lo paso bien leyendo pero, en este caso, con los tres libros lo he pasado muy, muy bien, son lecturas sorprendentes y muy inteligentes y creo que los niños, a partir de 8 años, pueden disfrutar mucho con ellos.
Como siempre, ya sabéis, echadles, por lo menos, un vistazo ;)
Un abrazo y nos leemos.