La
última película de Takeshi Kitano es una de sus obras más simples pero también
de las más fascinantes. Si bien el director, guionista, actor, productor y
montador nos narra una sencilla historia de venganza y honor en el más puro
estilo que el mismo contribuyó a renovar en los 90, este argumento se torna
algo más complejo si analizamos la película en el conjunto de su obra y muy
especialmente si sabemos que este “Outrage
beyond” es la segunda parte de una trilogía que viene justo después de su
arriesgado tríptico anterior, la llamada trilogía del “suicidio artístico”. Asi pues hay en esta nueva entrega de la saga
dos niveles de lectura.
El
primer nivel sería la historia propiamente dicha. Como secuela de “Autoreiji” (Outrage, 2010), esta
película funciona en todos sus aspectos, si bien no es tan redonda como la
primera debida a la falta de sorpresa y a las expectativas creadas por la
primera entrega y por el título, el cual implica un más allá de violencia,
estilo y lecciones morales. Pero nada más lejos de la realidad. Esta segunda Outrage es una película mucho más
sobria, pausada y menos espectacular que la primera. Si en la primera parte,
los seguidores del director nipón nos sorprendimos y admiramos ante su primera
película rodada en 2.35, debido al fuerte estilo visual que le imprimió a la
narración el uso del formato panorámico por primera vez en toda su carrera, en
esta, las composiciones siguen siendo muy poderosas pero la cámara es mucho mas
estática y, casi podríamos decir, gandula que en la primera entrega; esta
sobriedad también se extiende a la excelente música compuesta por Keiichi
Suzuki, mucha más sobria y menos cool
y melódica que la escrita por el mismo compositor para la primera película.
Primer anticlímax. El segundo se encuentra en la violencia. Si en la primera,
los asesinatos eran muy creativos y explícitos, en esta segunda, salvo alguna
pequeña excepción, pasan fuera de campo, siendo igualmente crudos pero mucho
menos espectaculares. Por último en la propia historia; lejos de ser piadoso
con el espectador, Kitano, asume que todo el mundo recuerda a la perfección a
la multitud de personajes que aparecían en la primera entrega y avasalla a
nombres a la audiencia sin parar, no es muy difícil perderse si no se ha
revisado la primera entrega antes de ver esta secuela. Por último y antes de
que la propia película obligue a dividir este comentario, la historia vuelve a
profundizar en los temas de honor, lealtad y moral de manera similar a como se
hacía en la primera entrega, aunque esta vez extiende sus críticas a la
corrupta clase política y el final es algo más esperanzador aunque no menos
intrigante.
La
segunda lectura de la película, la tenemos si seguimos el juego de espejos que
plantea Kitano con su propia obra. Si bien, el prime Outrage era una reafirmación de intenciones que dejaba de banda a
la crítica, haciendo una película cínica y desencantada en su moralidad, a la
vez que abiertamente comercial, también es cierto que no dejaba de ser una obra
de autoafirmación donde el director se renovaba de nuevo insistiendo en su
derecho a hacer las películas de yakuzas que le son tan queridas y que la
ceguera crítica tacho de estancamiento, curiosamente con la que quizás sea su
obra maestra, “Brother, 2000”. Nos
encontramos en la primera entrega ante una película que a través de su propia
existencia hacia suyo el mensaje de la incomprendida y maravillosa “Akiresu to kame”(Aquiles y la tortuga, 2008). Siguiendo
este paralelo hacia atrás con su trilogía previa, “Outrage beyond” sería el reflejo de la extraña e irregular, pero
fascinante, “Kantoku banzai” (Gloria al
cineasta, 2007), así, en esta secuela de Outrage, el personaje interpretado de manera magistral por Beat
Takeshi, se encuentra cansado y agobiado de su monótona vida de yakuza en un
mundo donde apenas le quedan amigos y nadie comparte sus ideales, pero lejos de
ser una historia típica de gangster que quiere llevar una vida normal, y
gracias a ese sentido del humor que caracteriza a Kitano, este viejo yakuza no
quiere trabajar en un trabajo normal ni quiere seguir luchando, simplemente
pasa de todo, ya no tanto por un hastío existencial, sino mas bien por puro
aburrimiento y así, finalmente, volverá al ruedo porque es más entretenido que
quedarse en casa. Sirva como ejemplo el misógino comentario de Kitano a la
prostituta tras salir de la cárcel. Y al igual que el director Kitano rodaba
una película de ciencia ficción en “Kantoku
banzai” por probar, este gangster emprenderá su venganza por probar, para
ver a donde le lleva. Y si la cosa sigue así, lo que nos espera en la tercera
entrega de Outrage puede ser la
película de yakuzas mas abstracta de la historia ya que entonces Kitano se
mirará en “Takeshis’” (2005), una de
las pocas películas de la historia del cineque calificaría de genialmente mala.
Alex
Turol
Ficha Técnica
Año: 2012
Director: Takeshi Kitano
Productor: Takio Yoshida,
Masayuki Mori, Takeo Hisamatsu, Makoto Kakurai, Kazumi Kawashiro, Shinji
Komiya, Atsunobu Matsumoto, Ryôji Ohnishi
Guión: Takeshi Kitano
Fotografía: Katsumi Yanagijima
Música: Keiichi Suzuki
Dirección
Artística:
Norihiro Isoda
Maquillaje: Michio Miyauchi
País: Japón
Duración: 112m.
Formato: 35mm.
Proporción: 2.35:1
Ficha
Artística
Takeshi Kitano, Shun Sugata, Ryo Kase, Ken
Mitsuishi, Toshiyuki Nishida, Kenta Kiritani, Fumiyo Kohinata, Tomokazu Miura,
Hirofumi Arai, Machiko Ono, Yutaka Matsushige, Hakuryu. Sansei Shiomi, Akira
Nakao, Katsunori Takahashi, Shigeru Kôyama, Hideo Nakano, Tatsuo Nadaka, Ippei
Sasaki, Tetsuji Tanaka, Kenta Kamiya.
publicado el 14 enero a las 20:58
me pregunto para que carajos se dedican a publicar algo que facilmente se puede buscar en la internet cuelguen la pelis jodes...