Revista Regiones del Mundo

Oxford: ¡si las piedras hablaran!

Por Elainn

Ya sé que llevo meses sin escribir. No es que haya abandonado el blog. Sinceramente no tuve tiempo. Si no trabajo no puedo viajar. Voy a tratar de ponerme al día. Veremos… Estaba en Londres…

Desayuné en el hotel y caminé una cuadra hasta el subte, hacia las líneas Circle y City Line (amarillo y rosa). El día anterior había aprovechado para orientarme ya que en King’s Cross confluyen muchas líneas de subte. Pude bajar en ascensor hasta el andén, lo cual es importante porque iba con una valija. Tomé el metro con dirección a Hammersmith y en minutos estuve en Paddington.

Seguí las indicaciones y llegué a las máquinas donde con mi número de reserva y la tarjeta de crédito pude imprimir mi pasaje de tren. La comunicación entre el subte y la estación de tren es fluída así que no pueden perderse. Bajé en ascensor a la estación y me senté a esperar que anunciaran la plataforma desde la que salía el tren. Esperé y esperé y me empecé a poner nerviosa. Finalmente, a escasos minutos de partir anunciaron en la pantalla el número de andén. Todos corrimos porque ya eran casi las 9:21hs. Yo tenía un asiento reservado por lo que no tuve problemas, pero hubo gente que viajó parada. No sé cómo es el sistema.

Oxford: ¡si las piedras hablaran!

En una hora estaba en Oxford. Cuando compré el pasaje del tren, compré asimismo un ticket para usar el autobús urbano todo el día por  £4. Se llama PlusBus y es un servicio optativo que se vende junto con el pasaje de tren. A mí me vino perfecto. Aprovechando que podía tomar todos los buses que quisiera, apenas salí de la estación tomé el colectivo número 5 al centro de la ciudad y luego el 13 al hospedaje que había reservado por Airbnb. La otra opción era caminar unas diez cuadras a la parada. El Oxford Tube, un servicio de autobuses entre Londres y Oxford que tiene una frecuencia continuada, deja ya en el centro. No lo elegí porque era más caro que el tren y tardaba más.

Era la primera vez que utilizaba Airbnb. Los precios de los hoteles en el centro de Oxford eran excesivos así que expandí mi búsqueda. Lo bueno de la casa de Stefania es que está frente a la parada del 13 por lo que es fácil moverse. No tuve la oportunidad de probarlo, pero también es posible ir caminando al centro. No es tan lejos.

Stefania es muy atenta. La habitación es amplia, cómoda y silenciosa y cuenta con un baño de uso privado (aunque externo al cuarto). Se puede utilizar la cocina y ofrece desayuno. Aunque el check-in era más tarde, me recibió antes sin ningún problema.

Oxford: ¡si las piedras hablaran!

Dejé mis cosas en la casa y volví a salir. Nuevamente, el tema del ticket del bus me vino muy bien. Había planeado para hacer muchas cosas, pero no pude con todas. No por falta de ganas sino porque era día de graduación y varios sitios estaban cerrados al público.

Empecé comprando la entrada a Christchurch College, aunque para más tarde. Y empecé la recorrida (había gente por todos lados, ¡mucha gente!):

a) Pembroke College. Quería entrar porque ahí enseñaba Tolkien pero no estaba permitido. Según la fecha, es posible recorrer los jardines y la capilla. El edificio, jamás ya que es privado.

b) Carfax Tower. Acá hubiera podido subir pero no estaba en mis prioridades. Tal vez en otro viaje. Es un mirador de la ciudad.

Oxford: ¡si las piedras hablaran!
Puerta que según se cuenta inspiró a Lewis para crear a Aslan (Crónicas de Narnia)

c) Saqué fotos en Radcliffe Camera y en el Puente de los Suspiros que aparecen en todas las películas y series sobre Oxford. Son dos sitios imperdibles.

d) Volví hacia la zona de Christchurch, compré una especie de empanada en un supermercado de la calle St Aldate’s y la comí enfrente de la torre de Carfax. Por fin entré a Christchurch, famoso por aparecer como locación en Harry Potter. La entrada estaba a £10. Es cara pero el sitio es enorme. Primero fui a ver el Hall donde está el comedor, de ahí aproveché a sacar fotos en la escalera, recorrer la iglesia (con unos vitrales preciosos prerrafaelistas) y el claustro.

e) Quería visitar la biblioteca Bodleiana ( £6) porque Divinity School también aparece en Harry Potter, pero ese día no había tour.Tampoco pude entrar a Merton College ( £3), donde también enseñó Tolkien, dado que había otro evento de graduación. Pasé por el frente del teatro Sheldonian y me quedé con ganas de entrar a Exeter College, que estaba cerrado. Ahí estudiaron Tolkien y “Morse”.

Como pueden ver, me quedaron varios lugares pendientes. Soy fanática de Tolkien y también me hubiera gustado ir al Jardín Botánico que él amaba, visitar su tumba en el cementerio Wolvercote (pero había que ir en colectivo) y tal vez el restaurant del Eastgate Hotel donde él comía habitualmente.

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Pero afortunadamente sí pude ir al pub de los Inklings: The Eagle and the Child y me senté en the Rabbit Room, el rincón donde ellos se reunían. Pedí un lemon pie y un jugo. No tomo cerveza. Fue un momento mágico.

Al final, a las 18:30 realicé un tour de fantasmas con Bill Spectre que pagué en la oficina de turismo. Sinceramente no me convenció. Era un grupo demasiado grande y el guía- que es más que nada un mago- hablaba de tal manera que era difícil entender su inglés.

Compré pastas y pesto en el supermercado y preparé la cena en mi alojamiento.

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Al otro día me levanté a eso de las 8 de la mañana y salí para tomar el colectivo de las 11am a Stratford-upon-Avon. Pagué un ticket de ida y vuelta en el colectivo -£3,80- (return ticket) porque así sale más barato. Como llegué temprano a la terminal, recorrí la feria de artesanías y cosas usadas que está a la vuelta. Se trata de una terminal pequeña. Salimos puntuales y una hora y media después estábamos en Stratford. Un problema que encontré para ir al pueblo natal de Shakespeare es que hay un solo servicio de autobús desde y hacia Oxford, lo cual me limitó mucho en mi tiempo allá. El único colectivo de ida es el de las 11 (ya que se trata de una parada intermedia de un viaje más largo) y el de vuelta a las 16:15. No hay más transporte público entre Oxford y Stratford. Bueno, hay pero es bastante más caro. Es posible ir en tren haciendo combinación en Leamington Spa.

Lloviznaba. Era sábado y Stratford estaba lleno de gente, era como Mar del Plata en enero. Pasé primero a la oficina de turismo y de ahí a la casa de los padres de Shakespeare y donde él pasó su infancia. Se pueden visitar varias casas relacionadas con el bardo, pero esa es la principal y yo no tenía tiempo para recorrerlas todas. Tuve que esperar bastante para entrar porque había varios contingentes de chinos. Creo que recién entré a las 13:30 a la primera sala y luego tuve que hacer una nueva cola para acceder a la casa en sí. Se me hizo eterno, especialmente con la lluvia y el hecho de que tenía poco tiempo. Pero tenía que conocerla.

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Finalmente fue mi momento. Recorrí la casa. Los techos no eran tan bajos como me habían dicho. Fue muy interesante. Hay una ventana grafiteada por distintos escritores que viajaron a la casa de Shakespeare en busca de inspiración. Yo también busqué a mi musa allí. Y milagrosamente esa tarde empecé a escribir mi novela, una de las razones por las que tampoco me queda mucho tiempo para escribir mi blog.

La decoración de la casa recrea cómo debe haber sido en 1570 cuando el padre del escritor era artesano guantero y alcalde. En la sala de estar hay una cama (réplica) que era signo de prosperidad y servía para hospedar a los invitados. Arriba estaban los dormitorios con reproducciones exactas de los muebles originales.

Quería ir a comer a la taverna Old Thatch. Entré pero no había lugar. Luego fui a Hathaway Tea Rooms, un sitio que recomendaban en una página de viajes, pero no tenían el único sandwich que quería probar (el famoso Coronation Chicken). Y mi mala suerte continuó. Así que espero volver a Stratford y completar mi visita. Realmente vale la pena pasar una noche.

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Comí un sandwich de salmón ahumado del supermercado y fui hacia el Royal Shakesperean Theatre. Había pensado en tal vez realizar un tour, pero ya no quedaban lugares. ¿Un paseo en bote? Era arriesgado por la hora. Me di cuenta de que no iba a llegar a tomar el autobús. Me quedaba una última cosa: ir a la tumba de William Shakespeare y eso hice.

La tumba está en el interior de la iglesia Holy Trinity. Fui bordeando el río y fotografiando cisnes. A la vuelta saqué buenas fotos del puente Clopton. Vi la hora. Empecé a correr hacia la “terminal” (Stratford no tiene terminal sino una parada). Uff. ¿Vieron esas pesadillas en las que corren pero no avanzan? Así estaba yo. Llegué a la parada, sin aliento, a las 16:10. Cinco minutos después pasó el colectivo, puntual.

Ya en Oxford, compré souvenirs, recorrí Blackwell’s Books y cené en The White Horse, un pub histórico que aparece en la serie de “Morse”. Para quienes no la conocen, se trata de una serie policial británica sobre un detective apellidado Morse. Tiene una secuela llamada “Lewis” y una precuela que ya va por la sexta temporada: “Endeavour”. Degusté el típico Fish and Chips pero con té helado. ¡Cómo me miraría Morse por tomar té en vez de una pinta de cerveza!

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Volví a la casa de Stefania y empecé a despedirme de Oxford. Otros pubs que quisiera conocer son The Turf Tavern y The Bear Inn (que también aparecen en la serie).

El día siguiente fue agotador. Tras desayunar, salí a las 8:30 del hospedaje, tomé el bus 13 a la terminal y a las 9:35 salí hacia Bath. Pero eso lo contaré en la próxima entrada…

Más sitios para conocer en Oxford: la iglesia St Michael at the Northgate (pasé por la puerta pero no entré), el castillo y prisión (también lo vi desde afuera). Hay varios tours a pie en la ciudad. Los que me interesaban, y realicé a mi manera, son los del Inspector Morse (£18), Harry Potter (£21), CSLewis & JRRTolkien (£18) y otros. Se reservan en la oficina de turismo en Broad Street.

Oxford: ¡si las piedras hablaran!

DATOS:

  • Pasaje de tren de Londres a Oxford: £ 5,40.
  • Pasaje de Oxford a Stratford-upon-Avon ida y vuelta: £17 (+1 por compra online). Empresa National Express.
  • Si quieren visitar todas las casas de Shakespeare, compren el ticket Full Story. Ese ticket incluye: Hall’s Croft (la casa de la hija de Shakespeare, Susanna, y su esposo médico), Shakespeare’s new place (exhibición sobre el sitio donde se encontraba la casa-demolida- en la que el escritor vivió durante 19 años), Anne Hathaway’s cottage (vivienda rural donde creció la esposa de Shakespeare) y Mary Arden’s Tudor Farm (granja de la madre de Shakespeare). La casa natal de Shakespeare está en el centro de Stratford. Shakespeare’s new place y Hall’s Croft están camino a Holy Trinity. Anne Hathaway’s cottage se encuentra a 25 minutos caminando y Mary Arden’s Tudor Farm, a 15 minutos en auto.
  • En Mary Arden’s Tudor Farm pueden probarse productos de granja. También hay actividades como arquería, cetrería, cuidado de gansos y alimentación de cabras.
  • La entrada a la casa natal de Shakespeare la compré más barata a través de una agencia de turismo. Golden Tours.
  • La Royal Shakesperean Company presenta obras de teatro a buen precio. Cuando yo fui recomendaban la puesta de La fierecilla domada.
  • Hay paseos en barco tanto en Stratford (Avon Boating y Canal and Riverboat en Bancroft Gardens & Bancroft Cruisers desde Crowne Plaza Hotel) como en Oxford. No hace falta reservar.
  • En Stratford hay caminatas de fantasmas los sábados a las 19:30: Ghost Walk.
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