En lesiones traumáticas, el momento del tratamiento puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. ¿Qué pasa si los cirujanos pudieran pulsar un botón de pausa, que les diera un precioso tiempo adicional para el tratamiento de las heridas? La animación suspendida ha aparecido en una amplia variedad de películas de ficción, pero en realidad, ¿podría funcionar en seres humanos? La FDA ha aprobado un pequeño estudio que permitirá a cirujanos del Hospital UPMC Presbyterian en Pittsburgh tratar de suspender la vida humana a finales de este mes.
En Hollywood, la animación suspendida consiste en congelar (o casi) un ser humano, descongelándolo en algún momento en el futuro cuando los nuevos avances médicos hayan sido desarrollados para tratar sus afecciones. Esta preservación de emergencia y reanimación técnica (EPR) que se va a llevar a cabo no es tan extrema, pero reducirá la temperatura corporal a 10 grados Celsius, mediante la inserción de una cánula en la aorta y el lavado de una solución salina fría en el sistema. Con ello se reduce el flujo de sangre, lo que evitará que el cuerpo se desangre (que puede ser fatal en cuestión de minutos). Las bajas temperaturas también ralentizarán otros procesos biológicos.
Este estado de hipotermia sólo puede ser sostenido por el cuerpo humano durante aproximadamente dos horas. Si bien esto no es lo espectacular que algunos podrían haber esperado, ayudaría a proporcionar fácilmente el tiempo suficiente para que los cirujanos realicen la cirugía de emergencia necesaria para salvar vidas. Los pacientes con trauma que sufren un paro cardíaco tienen una probabilidad del 7% de supervivencia, dando a esta nueva técnica algunas implicaciones muy reales y sorprendentes.
Peter Rhee intentó primero esta técnica en 40 cerdos en 2000, con resultados exitosos publicados en 2006. Después de infligir una herida mortal para simular escenarios de trauma en el mundo real, los cerdos se enfriaron para que los cirujanos pudieran “resucitarlos” después de ser operados. Mientras que todos los cerdos de control murieron, los cirujanos fueron capaces de salvar el 90% de los cerdos restantes. Ninguno de los cerdos que sobrevivieron sufrieron deterioro cognitivo o físico.
Debido a la naturaleza extremadamente sensible y grave de las lesiones de los sujetos de prueba, la FDA ha declarado que los cirujanos no requerirán del consentimiento informado. Como precaución, el equipo sacó anuncios para informar al público del estudio próximo, e incluso se creo un sitio web que permita a posibles pacientes no participar del tratamiento, si se desea. Hasta el momento, nadie ha optado por no hacerlo .
El equipo utilizará por primera vez esta técnica en 10 pacientes con trauma cuyas lesiones podrían ser de otra manera fatales. Ese grupo se comparará con otros 10 pacientes a los que no se pes pueda someterse a EPR, debido a que el equipo quirúrgico no esté disponible. Después de los primeros 10 EPR y 10 pacientes de control, se analizará la técnica y será refinada. El equipo continuará de esta manera hasta que se hayan recogido suficientes datos que les permita analizar la eficacia de la suspensión de esta manera, aunque no se haya alcanzado un número fijo predeterminado.