Si tenés suerte y no quedás atrapado en una huelga, es probable que viajar en subte te depare un encuentro con alguno de los tantos "músicos ambulantes" que cada día salen a buscar el sustento por las calles -y las vías- de la ciudad...
Habitualmente me saco los auriculares del Ipod cuando aparece alguno, tanto como un gesto de respeto, o bien -hay que decirlo- porque igual no voy a poder seguir escuchando bien...
He visto desde un sofisticado trío de trombón, contrabajo y redoblante haciendo "dixieland", hasta las más variadas combinaciones de charangos y aerófonos andinos, pasando por guitarristas con más voluntad que afinación, compitiendo contra el ruido de los carriles...
El de hoy fué un muchacho ciego, que criolla en mano interpretó un bolero (del cual no recuerdo, o más bien no conozco el nombre) con sobria simpatía y razonable entonación, y hasta se animó a unos apretados punteos en las cuerdas de nylon, recordándome vagamente a José Feliciano...
Después de aportar un níquel como de costumbre, volví a los auriculares del mp3 (ésta vez el gesto no había tenido nada de condescendiente, ya que el cantante -por supuesto- no podía verme...) y ahí me esperaba otro guitarrista: Paco De Lucía con su sexteto, haciendo ya el final del antológico "Live In América" de 1993, con el tema "Buana King Kong", que me acompañó el resto del viaje...
Así también se vive la música en Buenos Aires... Sobre la superficie, o debajo de ella...