
En el caso de la familia, el padre debe ser fuerte, puesto que es el pilar en el que se apoyan los demás y no debe tambalearse; la madre debe ser la voz de la prudencia y la mesura, evitando caer en riesgos innecesarios y ofreciendo un punto de vista complementario que otorgue un equilibrio virtuoso al del riesgo y el emprendimiento que puedan ofrecer el resto de miembros; y los hijos, por último, deben ser obedientes, puesto que no es en ellos donde reside la sabiduría, sino en sus padres, deberán, por tanto, obedecerles y aprender de su experiencia. Estos son los pilares de una familia fuerte.
Alejandro Betancourt