Hace unos días nos hacíamos eco de que se había detectado la presencia de la bacteria de la difteria en ocho de los 57 compañeros y amigos que habían compartido campamento con el niño infectado y que actualmente está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona. Estos niños son portadores asintomáticos de la bacteria, por lo que no pueden sufrirla al estar vacunados.
Pues bien, hoy conocemos nuevos datos que seguramente a más de uno le sorprenderán, los padres de 47 niños de Olot se niegan a vacunar a sus hijos contra la difteria. Parece que no temen por la salud y la vida de sus hijos a pesar de que saben que el niño fue contagiado en esta localidad. Desde que se dio a conocer el caso del niño infectado, se incrementó en la localidad la administración de dosis de vacunas contra la difteria en niños y adultos, algo lógico teniendo en cuenta la gravedad de la enfermedad. Además, varios profesionales médicos trabajan informando a las familias sobre los beneficios que ofrecen las vacunas y explicando por qué es necesario administrarlas.
Estos profesionales muestran con cifras y datos los resultados que ofrecen las vacunas, con ello esperan que las familias puedan contrastar la información con la que ofrecen los movimientos antivacunas, movimiento al que los padres del niño ingresado culpan de la actual situación de peligro de su hijo. De momento los profesionales de salud trabajan con las familias que se niegan a vacunar a sus hijos a través de las escuelas, si siguen negándose a vacunar a sus hijos se reunirán con ellas para hablar sobre el tema.
Sorprende saber que una monja benedictina defienda a los padres que no quieren vacunar a sus hijos, este no es un tema que tenga que ver con cuestiones religiosas o morales, no tiene sentido tal oposición. El Conseller de Salud de la Generalitat ha comentado algo que es evidente y que cualquier puede constatar con claridad “Lo que es evidente es que un niño que no estaba vacunado está enfermo y los de su entorno que sí lo estaban, no”. Cita como ejemplo a los compañeros a los que se les detectó la bacteria y que como hemos indicado antes, al estar vacunados no sufrieron la enfermedad.
A raíz de este caso se están preparando campañas para difundir a la población información veraz sobre las vacunas, en ellas van a participar profesionales de salud y la Agencia de Salud Pública. Quizá debería llevarse a cabo una iniciativa como la de Australia, en ese país se ha puesto en marcha una medida en la que los padres que se nieguen a vacunar a sus hijos podrían perder los beneficios sociales y fiscales, algo que supondría una pérdida de unos 11.000 dólares (unos 10.500 euros). El Gobierno de Australia lucha para que todos los niños sean vacunados, de ello hablábamos en este post.
La vacunación debería instaurarse por ley, hay suficiente documentación científica que respalda la efectividad de las vacunas como método para evitar que los niños sufran enfermedades peligrosas que pueden acabar con su vida. A través de este artículo publicado en el periódico digital La Información, podréis conocer más detalles de la noticia.
Foto | Andrés Rueda
Enlace permanente:
Padres de 47 niños de Olot se niegan a vacunar a sus hijos contra la difteria