Los pagafantas, o banquilleros como los yo los llamo, somos una raza especial. Siempre hemos estado ahí para escuchar y solucionar los problemas del género que más nos atrae sin tener ningún beneficio mercantilista. Era y todavía sigue siendo una relación que nunca se ha basado en el win win, en este intercambio sólo existía un beneficiario y nunca éramos nosotros.
Cuando vamos creciendo y dejando la adolescencia, la ecuación no cambia demasiado, simplemente cambia de entorno y lo que antes eran problemas personales se convierten en problemas profesionales. Lo que en el pasado fue: es que Pepe no me hace caso se ha convertido en tengo que entregar una proyección de ventas. Y nosotros, como idiotas que somos o por ser demasiado buenos, volvemos a caer en la trampa y solventamos el problema de otro. La ventaja es que con la edad ya no esperamos nada a cambio, han sido tantos años haciéndolo sin recibir nada que ya estamos cubiertos de una especie de pátina que nos incapacita para tener relaciones donde ambas partes ganan.
Con esto de internet y las redes sociales, las garras de esos hombres, mujeres y viceversa se han afilado y no dudan en usar la capacidad de internet para solucionar los problemas que ellos deberían de ser capaces de resolver, por cargo, por sueldo, por bonos y por una larga serie de adicionales, pero que como han llegado donde han llegado por apoyarse en los pagafantas, en nosotros, no saben hacerlo. Y aquí están de nuevo, pidiendo nuestro ayuda.
Me agota ver algunos mensajes de personas que se suponen que son directivos o managers de alto nivel preguntando por la red como solucionar un problema que deberían de solventarlo con los ojos cerrados. Y me irrita todavía más cuando esta gente sigue subiendo mientras se apoyan en gente con menos capacidad social, pero que tienen una calidad de trabajo extraordinariamente superior a de ellos, pero su pecado capital es no saber venderse ante el jefe de turno.
Por eso me dirijo a vosotros, mis compañeros pagafantas, os pido, os suplico, me pongo de rodillas y con la misma cara que el gato de Shrek que digáis que no, que os neguéis a ayudar a esos personajes. Todos sabemos quienes son, todos tenemos a alguno cerca, así que cerraos en banda, decirles que no. Tener ese pequeño placer de que aprendan lo que cuesta tener la calidad de trabajo que proporcionáis, que nada es tan fácil como ellos dicen que es cuando os lo piden, y que ese es un momentito de nada son unas cuantas horas de trabajo. Que sufran, que se esfuercen, que tengan que estar horas y horas para conseguir sólo una ínfima parte de vuestra calidad.
Cuando vuelvan, agotados, con ojeras y os vuelvan a pedir vuestra ayuda, será el momento de nuestra venganza. No nos quisieron, no nos valoraron, pero ahora van a pagar, ¿quieren ayuda?, que paguen por ella. Que nos suban el sueldo, que aparezca nuestro nombre y no el suyo en el documento, cualquier cosa que nos ponga en nuestro lugar y los devuelvan al pozo del que nunca debieran haber salido. Que vuelvan al colegio y comprendan lo que significa el esfuerzo, que no todo se consigue con una sonrisa, ni con una palmadita en la espalda, y que ahora queremos nuestra parte del pastel.
Película: Bedazzled
Esto es un resumen del artículo Pagafantas del mundo uníos escrito para Exelisis. Visita la web para más información y compártelo si crees que es interesante.