Por Voces desde Chile
El sábado recién pasado fui a un cumpleaños a las 11 de la mañana. ¿Por qué tan temprano se preguntarán? Resulta que no era una celebración cualquiera, el festejado tuvo la genial idea de arrendar una cancha de paintball para entretener a los invitados.
Desde que vi "10 cosas que odio de ti", hace varios años atrás, quedé obsesionada con la idea de lanzar pelotitas de pintura. Para las que han visto la película, recordarán esa romántica escena entre Julia Stiles y Heath Ledger (Q.E.P.D), cuando quedan completamente manchados y terminan dándose un beso. ¿Mi experiencia jugando paintball? Nada que ver. Nada de romance. Puro espíritu bélico. Los moretones en mis piernas lo certifican. Conversando con gente que practica más seguido este juego, supe que hay distintas modalidades de juego. Primero, se puede jugar en el bosque, donde los escondites son naturales y el juego dura más porque el espacio es más grande; o bien, en recintos cercados, donde los escondites son figuras inflables de distintos tamaños y formas. Por otro lado, el juego puede tener como meta matar a todo el equipo oponente o lograr llevar una bandera al lado del bando contrario. Existen árbitros en el interior de la cancha para dirigir el juego, indicando cuándo se inicia y termina y asegurándose de que los eliminados (o sea, aquellos que han sido manchados con pintura) se retiren del sector y se ubiquen en un lugar apartado. Asimismo, el público que se ubica fuera de la cancha, puede ayudar a los equipos, alertando cuando se acerca un miembro del equipo contrario a atacarlo. La cantidad de jugadores puede oscilar, siendo como mínimo 3 participantes por equipo y pudiendo expandirse acorde al espacio de juego disponible. Respecto a la seguridad de los jugadores, resulta ser central el uso del casco durante toda la estadía en el sector del juego para evitar golpes en la cara, así como el uso de un traje para disminuir el impacto doloroso de las pelotas de pintura. De hecho, antes de ingresar a la cancha, el instructor del recinto dio una charla de seguridad a cada equipo que estaba próximo a jugar. A lo largo de Chile hay variados lugares donde se puede practicar este juego. En Santiago, conozco el que está ubicado en el complejo deportivo Iván Zamorano (comuna de La Reina), que fue al que asistí el fin de semana pasado. Pero sé que hay muchos más en la capital. Es cosa de recurrir a nuestro querido amigo Google para tener más información. ¿Ustedes se animan a vivir la experiencia extrema del Paintball?