Revista Arte
Bueno, pues ya estoy aquí otra vez. Ya ha pasado la expo y se han comentado y mostrado gran parte de las acuarelas que se colgaron, mis impresiones, agradecimientos y la resaca posterior. No he dejado de pintar acuarelas de Alpera, porque quedaron muchos paisajes y rincones por hacer y otras como encargo de asistentes a la exposición que pensaron que sería una buena idea pintar un paraje que les es familiar. En ello estoy aún, y algunas de las de esta entrada responden a esos encargos. Otras no. Como se ve, en esa comarca hay tema para pintar y todavía queda mucho por hacer, por lo que no sería de extrañar que siga pintando con más calma muchos de los temas que quedaron pendientes. Cada vez que voy a Alpera hago nuevas fotos, otras me las envías mis amigos y siempre encuentro algo interesasnte que hacer con ellas. También es cierto que después del ritmo de pìntura previo a la exposición apetecía cambiar de actividad, cosa que ya venía marcada por un concierto pendiente sobre música italiana con amigos de varios grupos que se celebró el pasado día 13 en la Caseta de los jardinillos, con motivo de la Feria de Albacete. Un éxito de público y también musical. Disfrutamos mucho. Pongo aquí una foto del saludo final de los participantes en el evento. Volviendo a las acuarelas, poco hay que hablar de los materiales, que son los de siempre. Todas sobre Garzapapel de acuarela de 300 gramos, pigmentos Daniel Smith, salvo algunos cadmios de Rembrandt y pinceles variados de Escoda, últimamente de marta, los que tenía y dos de bolsillo de kolinsky Tajmyr, unas joyas. Sólo comentar que las sombras se van haciendo con una mezcla de ultramar y amatista. Cuando quiero oscurecerlas más, añado un escrúpulo de índigo o sodalita pues, aunque el violeta de amatista es especialmente intenso, siempre busco un matiz azulado es esas sombras. De la granulación de algunos de estos pigmentos poco hay que hablar, que a la vista está. La siguiente acuarela es la entrada al Palacio, caserón de mitad del XVIII que se edificó como vivienda de los Verasastegui, señores de la villa. En la actualidad, desde hace muchos años, es de una familia de unos buenos amigos míos, por lo que desde hace más de treinta años he podido disfrutar de comidas en el hermoso patio que empieza a la derecha de lo que se ve, bajo un añoso castaño de indias y cafés en un inmenso salón con zócalos de azulejos árabes que parece de la Alhambra. Y de dormitorios en los que cabe un apartamento de los que hoy se estilan. La parte mala es mantener, limpiar y calentar una casa de 800 metros cuadrados.
Un rincón de la Mejorada, antiguo bosque de encinas centenarias milagrosamente conservadas. Atravesado por la acequia que lleva al pantano de Almansa el agua sobrante de la vega de Alpera, que no tiene rio pero sí muchas fuentes y veneros. Yo vivía en Alpera en una casa a 50 metros de ese parque. Entonces crecían unas orquídeas con forma de abeja que no sé si siguen existiendo. Yo no las he vuelto a ver en el sitio en que las encontraba. En Mesones, cerca de Riópar en la sierra del Segura sí que las he seguido viendo y fotografiando. En la Laguna a pocos kilómetros de Alpera, acuarela de lo que veía todas las mañanas mientras me tomaba el primer café, desde la casa de Ellis Jacobson. Había unos burros sueltos disfrutando de los verdines y del sol, aunque cuando apretaba buscaban la sombra. Se escuchaba el rumor del agua pasando por la acequia del molino, ese dificio que se ve a la derecha. Como puede apreciarse, una hermosura de lugar.Esta otra es de las inmediaciones de la Cueva de laVieja, en el cerro del Bosque, a 5 km. de Alpera.
Una nueva versión de la calle del General García Trejo, también de Alpera. Es una calle muy larga y en este caso se ha pintado solo la parte final.
Las siguientes son acuarelas de distintos parajes de Tobillos, una finca enorme cercana a Alpera y a La Laguna. La primera, la que abre esta entrada es del mismo lugar.
Lo que más me gusta de esta acuarela, tal vez lo único, es ese rebaño que aparece a la derecha. Y me gusta por que desde lejos se ven cosas no pintadas, pues pocos trazos lleva la cosa, menos de uno por oveja.