Revista Cine
No me creo que Julia Roberts se coma una pizza ella solita sin remordimientos. Y que no tema subir una talla de pantalón. Ni que, después de tirarse en el suelo para intentar subir una cremallera que se resiste a embutir el michelín, se quede tan contenta y se relama pensando en el placer que le ha dado al paladar, muy a pesar de la báscula.
Lo pensaba mientras veía Come, reza, ama. Y no es que yo tenga obsesión con el peso ni con la comida -bueno, sí que la tengo, pero no tanta, porque entonces sería anoréxica y salta a la vista que no es el caso-, pero no podía evitar poner en cuarentena el topicazo, sobre todo después de sentirme culpable por comerme unas tortillitas de camarones con cerveza y patatas fritas. Peaso festín de calorías.
La película me desencantó. Tiene frases que merece la pena anotar, pero en la oscuridad del cine no me da la vista y, lo que es peor, en el ocaso de la memoria no me dan las neuronas, así que me quedo con la única que pude retener: "Soy una mujer en busca de su palabra".
No es lo mismo tener una palabra que ser una mujer de palabras o que ser una mujer de palabra, en singular. Yo tengo palabra -salvo que cambie de opinión, lo cual no es exactamente faltar a la palabra dada- y palabras tengo unas cuantas -que se lo digan a quienes aguantan mis naderías en las conversaciones colectivas-, pero palabra que me defina, me temo que no tengo.
Quizá me gustaría que fuera "escritora". O "compás". O "duende". O "elegancia". O "ínfasu", que es una peculiar creación de mi hermano -en sus años más tiernos- que viene a mezclar el ímpetu con el énfasis, así que deduzco que, por lo menos, ha de tener brío.
De momento, me quedo con Noelia, que no es poco. Y hasta tiene canción.
Y de la peli, me quedo con el capuccino. Supongo que engorda menos que la pizza. Y con un Bardem algo más estilizado. Y con un sari que luce la Roberts en su periplo por la India. Y con el mensaje que pretende transmitir: encuéntrate a ti mismo para querer a los demás.
Claro que, para ese viaje, no hacen falta dos horas y cuarto de película.
P.D.: Hoy he descubierto el blog de una compi a la que tengo mucho aprecio. Se llama Lorena y escribe Una Historia Verdadera. Tiene sensibilidad y es muy femenina. Os lo recomiendo.