Desde hace unos meses ronda en mi cabeza la idea de hacer manualidades partiendo de los libros que más nos gustan en casa. Aprovechando esta racha de fines de semana lluviosos pensé que era una buena oportunidad para ver qué tal salía el experimento.
Para no imponer mis gustos le dije a Ana que eligiese ella un libro que le gustase mucho y que haríamos alguna actividad con él. Me encantó ver que se decidía por Palabras de sirena, un libro escrito por Mia Cassany Biosca e ilustrado por Esther Gili.
Ana y yo admiramos muchísimo a Esther, desde que tenemos láminas suyas en casa (Pájaros en la cabeza entre ellas ¡yeah!) mi hija cree que todas las ilustraciones que publica en Instagram pueden ser nuestras, como si ya no tuviese yo suficiente necesidad de tenerlas todas.
El caso es que volvimos a leer el libro y se nos ocurrió imitar los peces que aparecen en las guardas con nuestras acuarelas.
La idea, como siempre, es muy sencilla pero el resultado ¡es muy colorido y decorativo!
Aquí tenéis los materiales que utilizamos: lápiz y un papel que soporte bien el agua, acuarelas, pinceles y tijeras. Nosotras también aprovechamos el líquido enmascarador que ya utilizamos en una manualidad anterior y un plastidecor negro que le dio el toque final a nuestros pececillos.
Lo primero que hicimos fue dibujar los peces, Ana me iba indicando cuales debía dibujar... alargados, gorditos, etc... ella les fue poniendo los ojitos.
Os puede sonar muy idílico y dulce pero Ana es una capataz muy exigente y me hizo borrar y corregir más de una silueta.
El líquido enmascarador sólo lo utilizamos en unos pocos dibujos, de esta parte no tenemos fotos porque Dani se apuntó a la actividad y no tenía manos para controlarlo todo.
De todas maneras, en la siguiente foto se ve muy bien donde lo pusimos porque la acuarela no penetra sobre la pincelada del líquido y ésta se ve más clarita.
Dani empezó a trabajar con témpera prácticamente en seco y sin mezclar, estaba muy concentrado y no paraba de pedir nuevos peces para colorear ¡oto pé mamá, oto pé!
Luego observó a su hermana y se dio cuenta que el mundo acuarela era mucho más emocionante, eso de mojar el pincel en agua y mezclar colores era lo más. Llegados a este punto puse el libro a buen recaudo, corría peligro y los chicos estaban más que inspirados.
Utilizamos más técnicas esa tarde. Por ejemplo, la de "salpicar con el pincel bien cargadito de agua", para lo cual aconsejo ropa manchable porque la salpicadura nunca toma la dirección que esperas.
Nos pusimos perdidos pero hay que reconocer que el resultado es bien molón.
Otro sistema fue el de la témpera con purpurina incluida. No sé si habéis visto alguna vez esos botes de pintura pero son tan tornasolados, tan purpurinosos... yo no me pude resistir y me compré uno estas navidades. Tengo como medio litro de ese azul con brillos verdosos pero le sacaremos partido.
Ya sólo quedaba esperar a que secasen las obras de arte, retirar la máscara y recortar.
Aquí es donde nos vino un poco de bajón. Los peces recortados perdían mucho encanto, no tenían vida. Simplemente eran formas de colores sin más.
Entonces se me ocurrió coger una de las ceras del estuche de Ana y repasar los contornos en color negro ¡en seguida cambió la cosa!, entonces me vine arriba y fui dibujando trazos aquí y allá para que las aletas tuviesen más gracia. A los chicos les encantó.
¡Mirad qué banco de peces más bonitos nos quedó!. Tan solo tuvimos que disponer los peces sobre una cartulina azul oscuro. Tiene un punto tropical chulísimo.
Si os fijáis, al final del libro, Vilma (la protagonista del libro) tiene un móvil de peces decorando su habitación. Nos hemos planteado hacerlo, si finalmente lo llevamos a cabo actualizaré este pots para que lo veáis.
De momento este pez tan grande me lo quedo de marcapáginas. Me gusta especialmente porque fue el último que hicimos y nos volvimos locas metiendo color. De todo ese descontrol quedó este espécimen tan particular.
Antes de despedirnos por hoy os dejo con un dibujo de Ana ¿qué creíais, que no dibujaría una sirena?. Ésta en concreto la dibujó en cuanto leyó por primera vez Palabras de sirena (aunque la versión de Ana tiene una clara influencia de la Sirenita de Disney, ese tenedor-peine en la mano la delata).
Fue bonito ver como rescató ese dibujo y puso a nadar alrededor a los nuevos peces.
Espero que os haya gustado el post. Me ilusiona que, esta idea de basar una manualidad en un libro que nos gusta, se convierta en una nueva sección del blog.
¿Se os ha venido algún buen libro a la cabeza? ¿Conocíais Palabras de Sirena?
Soy toda oídos, mientras tanto...
See you later alligator!