En la comunicación, mucho de lo que decimos, y sobre todo de lo que oímos, provoca un efecto en nuestra cabeza y en nuestro corazón, condicionando que el mensaje tenga un efecto motivador o todo lo contrario. Cuidado con las palabras, no son neutras.
Muchas veces depende de cómo digamos las cosas, éstas pueden generar “ganas de hacer algo o ganas de no hacerlo”. Una forma agresiva de expresión puede provocar rechazo o contra-agresión, un mensaje alarmista puede provocar huída o bloqueo emocional.
Las palabras no son neutras, están cargadas de significados. Esto implica la necesidad de utilizarlas con inteligencia y sensibilidad.
Existen palabras “mágicas” y “trágicas”.
Qué son y cómo actúan
Las palabras mágicas provocan en la persona que las escucha una actitud de interés, de apertura, de ganas de… o al menos generan escucha, respeto, contención emocional.
Las palabras trágicas ponen en guardia al que las recibe. Generan rechazo, animadversión, o miedo, impotencia, falta de autoestima, bloqueo emocional.
Las palabras mágicas y trágicas varían en función de los contextos familiares, sociales, laborales en los que nos movemos, ya que en ellos las palabras adquieren sus significados específicos.
En general, son palabras mágicas: solución, nuevo, fácil, útil, posible, ventajas, beneficios, los condicionales (“deberíamos pensar en otras alternativas”), los plurales (“podemos hacerlo”), las frases en positivo (“aprender a ponerse la insulina va a ser fácil para usted”).
Son palabras trágicas: difícil, imposible, los imperativos (“Esto no puede volver a ocurrir”), las frases en negativo (“aprender a ponerse la insulina no va a ser difícil para usted”), las acusaciones (“esto le ha pasado por no seguir la dieta”), las amenazas (“si sigue así, tendrá un problema con su salud”), las exigencias (“a partir de mañana tiene que andar 1 hora, ¡sin excusas!”), los juicios de valor(“esto es una irresponsabilidad por su parte”).
¿Qué forma de decir las cosas tiene más efecto motivador?. ¿Tendremos más posibilidades de convencer a la otra persona con palabras mágicas o con las trágicas?. Y en el fondo, ¿no estamos diciendo lo mismo?.
A las palabras trágicas también se les llama VIRUS y BACTERIAS de la comunicación, porque “enferman” la comunicación y “contagian” a la persona que las escucha.
Escrito por Joan Carles March
Profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública . Director del Área de Ciudadanía, ética, participación y comunicación. Colabora con diversos proyectos, como la Escuela de Pacientes o la Red Ciudadana de Formadores en Seguridad del Paciente.
Ana Hidalgo