Convertido hace unos años en la Casa de América, el Palacio de Linares ha sido siempre uno de los lugares más enigmáticos de nuestro país. Todo comenzó en 1990, cuando un equipo de Televisión Española hace públicas las psicofonías que grabaron durante un reportaje en el palacio. A raíz de eso, muchos expertos de lo paranormal comenzaron a solicitar permisos al Ayuntamiento de Madrid para ir a investigar los fenómenos que aseguran haber vivido u oído aquellos que lo visitaban. Según lo publicado por los medios de comunicación de entonces, se podía oír la voz de una niña que decía “mamá mamá, yo no tengo mamá”.
Para ponernos en antecedentes daremos un breve repaso a la historia de este lugar. El Palacio de Linares fue construido en 1888 y éste estaba habitado por los marqueses de Linares. Al parecer, la pareja dormía separada, uno en el piso superior y otro en el bajo. La leyenda dice que ambos se separaron cuando se enteraron de que eran hermanos y, al tener su primera hija, para no delatarse, la mataron. De ahí que muchos de los estudios paranormales hayan concluido que la voz de niña era la hija que ambos tuvieron.
Sin embargo, el Palacio de Linares, conocido anteriormente como Palacio de Murga, no necesita de este tipo de historias para atraer al visitante, ya que este edificio barroco francés situado entre paseo Recoletos y calle Alcalá, y cuya fachada principal da para la Plaza de Cibeles, llama la atención por sí mismo. Está claro que muchos medios de comunicación aprovecharon el tirón de los hechos para vender falsas imágenes o psicofonías. En lo que sí han coincidido todos, incluso los vigilantes de seguridad, es en que algo extraño pasaba. Los amantes de las historias de miedo están de suerte, ya que en 2007 el Palacio de Linares fue abierto al público.
Hoy en día es la Casa de América, donde donde se tratan temas de este continente y donde tienen distintas exposiciones. La entrada es de unos 7 euros y también hay posibilidad de contratar las visitas guiadas que cuentan la historia del palacio. Desde luego, con tanta historia de miedo seguro que en la visita se nos ponen hasta los pelos de punta.