La guerra, la guerra no cambia nunca. Desde los albores de la humanidad, cuando nuestros antepasados descubrieron que podían matar con rocas y huesos, se ha derramado sangre...
El homicidio es una de esas cosas que caracteriza a nuestra especie y que nos da vergüenza y es, hasta cierto punto un tabú. Aseverar un homicidio a partir de evidencia arqueológica y paleontológica es difícil. Desde la parte conceptual ¿qué es un homicidio? ¿Aplica sólo a Homo sapiens o al resto de los homíninos? Vaya lío. Pero algo es casi seguro (como todo en ciencia), nuestra especie no inventó el homicidio. Tenemos evidencias de esta acción en otras especies humanas y concretamente, la evidencia más antigua e incontrovertible procede de hace 430,000 años en España, donde a un probable Homo heidelbergensis (o individuo muy cercano al linaje neandertal) se le asesinó cuando menos con dos golpazos contundentes a la cabeza.
Espécimen de Homo heidelbergensis(?) con dos golpes contundentes a la cabeza que se hicieron en vida y no muestran signos de haber sanado. Tomado de Gómez-Olivenciaet al. 2015.
Este año se publicó en la revista Nature un nuevo estudio que presenta las evidencias más antiguas de homicidios colectivos... Una guerra. El hallazgo se produjo en Nataruk, al oeste del lago Turkana, Kenya y data de hace al menos 9,500 a 10,500 años antes del presente. Los restos incluyen al menos 27 individuos de antiguos cazadores-recolectores con claras evidencias de haber sido masacrados.
Distribución de los restos humanos de este hallazgo. Tomado de Lahr et al. 2016.
Las osamentas se disponen en un espacio de al menos unos 200 metros cuadrados y todos muestran signos de violencia. Algunos de ellos aún se encuentran en posiciones que recuerdan escenas del crimen modernas y presentan heridas contundentes hacia las zonas de la cabeza, cuello tórax y a veces, heridas defensivas como en brazos, manos y piernas. Las heridas parecen haber sido causadas con armas de piedra y algunas, con vidrio volcánico (obsidiana que aún estaba inserta en el parietal de uno de los individuos). Todo un horror prehistórico.
Posiciones de los cadáveres y descripción de su estado (en inglés). Tomado de Lahr et al. 2016.
Aunque los científicos no están seguros de las causas de la masacre, lo más probable es que se haya tratado de una disputa territorial, aunque quizá nunca lo sepamos con claridad. Pero algo es seguro, esta es la primer evidencia de "guerra" (sensu lato) en nuestra especie, una que con todo casi no ha tenido momentos de paz duraderos en todo lo que llevamos de historia.
Fuentes:Lahr, M. M., Rivera, F., Power, R. K., Mounier, A., Copsey, B., Crivellaro, F., ... & Leakey, A. (2016). Inter-group violence among early Holocene hunter-gatherers of West Turkana, Kenya. Nature, 529(7586), 394-398.Sala, N., Arsuaga, J. L., Pantoja-Pérez, A., Pablos, A., Martínez, I., Quam, R. M., ... & Carbonell, E. (2015). Lethal interpersonal violence in the Middle Pleistocene. PloS one, 10(5), e0126589.