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Palermo y un inmerecido final

Publicado el 17 abril 2011 por Marianofusco

Palermo y un inmerecido final

Martín Palermo cumplió con el recorrido del héroe del que hablaba Joseph Campbell. Tuvo partida, tuvo iniciación y tuvo regreso. Esta tercera etapa se trata de la gloria, del trofeo y el reconocimiento. Ahí se encontraba Martín Palermo hasta enero. Desde enero hasta hoy y a meses de retirarse, se encontró con un escollo que le podría manchar la carrera.

Lo critican porque rompió su récord de no meter goles. Menos mal, porque si así no hubiera ocurrido, se habría puesto en discusión su gran trayectoria como romperredes. Cualquier cabeza de pescado (Borghi dixit) hubiera dicho “Si a los 37 años ya retirado no rompió el récord de imbatibilidad quiere decir que su carrera no fue tan gloriosa”. Pero la historia es al revés.

Palermo se miró al espejo hace menos de un año y dijo “basta”. Anunció su retiro en Junio de 2011 y puso fin a su largo camino. Es un excelente ejemplo para grandes y para chicos. Muchos intentan cobrar hasta el último peso mientras que él se puso un fin con anticipación, para que su despedida sea acorde a lo que le dio a Boca.

Pero en la parte de reencuentro, de romance y de final de la película, apareció Falcioni y una traba inesperada. Con sus planteos mezquinos y poco acordes a lo que es Boca, dejó mal parado a más de uno, entre ellos, al Loco Martín.

Poco adecuado al sistema de equipo con papel de reparto y pocas situaciones, fue la primera cabeza apuntada. No sabe patear tiros libres y es demasiado correcto. Tuvo que salir en más de una ocasión y no omitió queja alguna. Dejó su cinta, aplaudió a su compañero (Lucas Viatri) y hasta hizo autocrítica en la semana.

Boca juega con cinco defensores, los carrileros habituales (Clemente y Monzón) están en bajísimo nivel. Erviti, Chávez y Riquelme se entretienen con la pelota, pero asisten poco al único delantero que pone JCF. El fútbol no tiene mucho misterio: si atacan por las bandas, la jugada se define por el centro y si se ataca por el medio, las jugadas suelen terminarse por las bandas. Boca ataca por el medio y no tiene bandas donde terminarla. Palermo espera en el área pero nadie le tira los centros (¡ni siquiera Mouche!).

Boca está en una metamorfosis en la que no se define si aceptarse como es o ser travesti. En el por ahora travestismo, vuelan cabezas y manchan a quienes están limpios. Palermo no es el problema de Boca, es un eslabón más de una cadena que se está resquebrajando. Viatri no es la solución ni es mejor que Palermo, tan solo una apariencia por sus condiciones más hábiles. En estos casos, el de afuera siempre es mejor que el de adentro. Falcioni no está dejando a un nueve letal, ni merecedor de discutirle el puesto a Martín. Apenas suma algunos goles aunque posee un gran futuro que no se atrasará por demorar su titularidad tres meses.

No merece Palermo el maltrato que está recibiendo. A meses de retirarse y cuando la vida es color de rosa, es más víctima que responsable. No está en su mejor versión, pero tampoco está lejos de aquel del gol a Perú o el de los goles de mitad de cancha. No se trata de que juegue por el nombre, sino por respetar su trayectoria y apoyarlo un tiempo, por todas las que Boca le debe. Palermo es de esos jugadores que representan el nivel del equipo. Sacarlo todos los partidos roza la malignidad y no valorarlo por lo que significa también.

Pero ahí está Palermo, héroe de Boca. Sale silbando bajito y sin poder gritar. Por culpa de otros, se está quedando sin trofeo ni reconocimiento, hasta por algunos de sus propios hinchas, pero no lo hagan enojar que es capaz de quedarse un tiempo más.


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