Júbilo en Ramala ante la admisión de Palestina como estado observador en la ONU
Aunque en un número menor al esperado por los organizadores (Al Fatah), los palestinos han celebrado en la Plaza del Reloj o también llamada Plaza Yasir Arafat la
victoria diplomática en la Asamblea General de la ONU. Sea un paso sin importancia -como alega Israel- o con enorme carga simbólica, estratégica y política -como afirma la Autoridad Nacional Palestina- lo cierto es que la noche del 29 de noviembre pasará a la historia como la que
convirtió a los palestinos en un Estado observador no miembro de la ONU.
“Sabemos que no cambiará nada mañana mismo pero ¡es un paso importante!”, gritaba un joven palestino ondeando la bandera amarilla de Al Fatah. Mientras el discurso de Abu Mazen transmitido en una pantalla gigante fue vitoreado, la imagen del embajador israelí en la ONU, Ron Prosor, ha sido ignorada esperando la votación que, por otra parte, no prometía incertidumbre alguna.
Clara mayoría. Aunque el futuro sea más incierto que nunca, alegría.
Ramala -y con ella otras ciudades de Cisjordania- vive un 'déjà vu', ya que hace un año y dos meses los palestinos festejaron de la misma forma el intento -posteriormente frustrado- de ser reconocido como Estado de pleno derecho por el Consejo de Seguridad de la ONU.
El escepticismo general y la creencia de que la ocupación en Cisjordania o la división interna palestina no desaparecen aún por arte de magia o de la ONU son presentes en esta jornada de reivindicación y orgullo en varias ciudades palestinas.
¿Y ahora qué? Es la pregunta que los más de cuatro millones de palestinos en la Cisjordania de Al Fatah y la Franja de
Gaza de Hamas se preguntarán esta mañana tras los cánticos, fuegos artificiales y campanas. ¿Se reanudarán las negociaciones con Israel?
¿Abu Mazen acudirá a la Corte Penal Internacional? ¿Israel tomará alguna represalia como había amenazado hace unas semanas? ¿Hamas y Al Fatah sellarán definitivamente la reconciliación?
Reacción de Israel
El Gobierno israelí ha reaccionado con indiferencia a la votación en la ONU-la consigna desde hace una semana es bajar el perfil para tratar de rebajar las dimensiones del evento- pero con mucha indignación a las palabras de Abu Mazen.
En un breve comunicado, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha afirmado que “el mundo ha podido ver un discurso difamatorio y de odio, lleno de propaganda mentirosa contra el Ejército israelí y los ciudadanos israelíes. Así no habla alguien que desea la paz".
Sobre la abrumadora mayoría en la votación de la ONU (incluyendo muchos países europeos y la abstención del sólido aliado alemán) lo que supone una clamorosa derrota diplomática para su Gobierno, Netanyahu ha comentado: “La decisión no tiene ningún significado y no cambiará nada en el terreno. No se creará un Estado palestino sin diálogo directo y sin acuerdo que garantice la seguridad de los ciudadanos israelíes. No dejaré que en Judea y Samaria (Cisjordania) se crea una base terrorista iraní como las que se crearon en Líbano y Gaza. La única forma de llegar a
la paz pasa por negociaciones directas y sin condiciones previas”.
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