No es casualidad que en el día de hoy, 29 de noviembre, Palestina se acerque a la ONU buscando su reconocimiento como Estado. Hoy, hace exactamente 65 años, la propia ONU había aprobado la resolución 181 (II) sobre la partición de Palestina que indicaba la creación de dos Estados, el israelí y el palestino y 30 años después, en 1977, decidió conmemorar el día como el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Hablaba recientemente con José Ramón Fernández de lo difícil que resulta a veces mantener cierto grado de distanciamiento (¿objetividad?, tal vez simplemente esta no exista…) de ciertas cuestiones que parecen de eminente carácter político (como si el resto no lo fueran…, en el sentido más amplio –y noble- del término-.
Pero siendo este un blog dedicada a abordar cuestiones relacionadas con la salud infantil (también en su sentido más amplio) es un día inmejorable para traer un extracto que publicaba hace unas semanas nuestro compañero Enrique Rodríguez-Salinas en la revista Pediatría de Atención Primaria, revisando un estudio publicado en Basak P. The impact of occupation on child health in a Palestinian refugee camp. J Trop Pediatr. 2012 Apr 5. Podéis encontarlo en Impacto de la ocupación sobre la salud infantil en un campo de refugiados palestino. Rev Pediatr Aten Primaria. 2012;14:e37-e40, y os lo reproduzco íntegro a continuación:
El autor, de la universidad de Cambridge, presenta un estudio observacional sobre percepción de la salud infantil en el campo de refugiados de Dheisheh, cerca de Belén, en Cisjordania, y la influencia de factores ambientales, socieconómicos y políticos sobre ella. Estudios recientes han señalado influencias deletéreas del conflicto armado y la ocupación militar sobre la salud mental, en forma de trastorno de estrés postraumático y otras. El campo de refugiados de Dheisheh se fundó por Naciones Unidas en 1949 y alberga actualmente una población de unas 13 000 personas, que viven en condiciones indeseables de hacinamiento, desempleo, pobreza y dificultades en el acceso a instalaciones sanitarias o educativas de calidad.
El estudio se realizó en dos fases: en la primera, acercándose a la percepción de las condiciones relacionadas con la salud infantil del campo mediante reuniones grupales con padres y madres, reclutados a través de una asociación independiente local (Ibdaa Health Committee). Con los temas de mayor interés obtenidos en el trabajo grupal, se elaboró un cuestionario que constituyó el eje de la segunda fase.
En ella, se desarrollaron entrevistas semiestructuradas a 30 padres y madres con, al menos, un hijo menor de cinco años. Las entrevistas tuvieron lugar entre diciembre de 2008 y enero de 2009. Durante su desarrollo ocurrió la llamada guerra de Gaza (produjo 431 muertes infantiles en este otro territorio) que, aunque no afectó directamente al campo de Dheisheh, sí produjo un efecto negativo en la salud percibida aquí. Se garantizó el anonimato de los participantes y se recurrió a traductores locales cuando fue preciso. Las diez preguntas de cada entrevista abordaban cuestiones que se diferenciaron en dos categorías: determinantes físicos de la salud (dieta, nutrición, acceso a instalaciones sanitarias) y determinantes mentales (ambientales, sociales y económicos).
Entre los resultados destacan: un 94% pensaba que sus hijos tenían déficits nutricionales debidos a factores económicos difícilmente corregibles; el 97% expresó dificultades importantes para el acceso a atención sanitaria adecuada; el 70% percibía claramente deficitario el estado general de salud, porcentaje que llegó al 100% tras la guerra de Gaza.
Aunque la muestra es escasa y su selección no aleatorizada puede significar sesgos importantes, el presente estudio tiene el interés de explorar la influencia negativa de la privación de derechos fundamentales en la salud infantil.