Esto puede ser cualquier cosa menos un Palha. Hasta un borreguito de los que torea Morante. Foto: ARJONA
Sevilla. Plaza de toros de La Maestranza. Feria de Abril. Quinta de abono. Más de media plaza. Toros de Palha para Serafín Marín, Arturo Macías e Iván Fandiño.
Joao Folque de Mendoça, una vez más, ha vuelto a tomar el pelo al aficionado. Lo que hoy ha traido a Sevilla es una escalera de carnes escurridas, pitones con olor a jabón, toretes feucos, zancudos, culos de pollo. La presentación de la corrida era un homenaje encubierto al cartel - collage de Gordillo. La cabeza de muchos, el culo de Juan Pedro, el pelaje de don Álvaro y la casta de tantas ganaderías morucheras comerciales sobre las que escupe sapos el moruchero portugues. Por la boca muere el pez.
Hoy hemos visto, durante el primero, una buena suerte de varas, la lidia ha existido por unos momentos, se ha colocado al toro frente al caballo según los cánones, y el varilarguero ha oficiado con torería. No es casualidad que esto ocurra en un toro de Serafín Marín. Al César lo que es del César. Siempre mostraré gratitud ante este tipo de toreros que no sólo miran su ombligo, también el del aficionado. Lamentablemente es lo único, que no es poco, que se puede contar positivamente del torero de la barretina. En su primero, que tampoco es que tuviera opciones, se vió un tanto dubitativo, falto de ideas. El segundo de su lote fue el más noblón de la tarde, se dejó pero la poca expresividad del catalán acabó por aburrir a público y burel.
El cuate éste, tan descarado como pazguato, al que aquí en España, los medios del movimiento pro-místicismo galapagueño, nos habían pintado como el palmero del Mesías. Nada más lejos de la realidad. Se presenta así, como el que no quiere la cosa, en La Maestranza, con la de Palha, quitó por gaoneras, igual de mal, que su edecán en la gira americana con sus cuvillos, xajays, o lo que sea. La próxima vez que se vean las caras en Aguascalientes, el DF o Lima, el manito podrá contarle de primera mano como es el albero de la Maestranza o como la mirada de un Palha te corrompe y te descompone por dentro como hacen los buitres con la carroña. Como en Valencia, sólo se puede destacar su ambición, viene con la hierba en la boca, siendo figura en su tierra, pero figura al fin y al cabo, merece todo mi respeto. Por lo menos por ahora. Dos corridas, dos hules.
Fandiño estuvo digno, en profesional, toda la tarde. Voló bien el capote y dejó un par de medias verónicas de sello clásico. En el sexto, corrió demasiado, no me gustó verle a merced del toro. Torear sobre los pies, castigar los costados, poderle al toro, son cosas que llevan inventadas más tiempo que la rueda y que, según parece, están casi perdidas. Todo lo que no sea parar relojes y cursilerías por el estilo está mal visto por los partidarios del arte. A Fandiño apetece volver a verle.