Pallassos sense fronteres.

Foto de Internet. Ahí lo llevas.

Por norma general, el ser humano tiene un límite a la hora de hacer el ridículo. Se puede hacer hasta cierto punto, pero sobrepasado, lo que atacamos es directamente nuestra Dignidad y claro, un sur humano que no le importa su dignidad pasa de inmediato y sin retorno a formar parte de una clase que no es otra que la de los meros payasos. Entiendamen bien. En ningún modo estoy menospreciando el trabajo, titánico por otra parte de esos grandes profesionales que son los clowns, más bien me refiero y mire que lo siento, a algunos compatriotas que son sólo payasos de andar por casa y aún así, en cierto modo, bueno, en general, no provocan risa sino que dan pena, mucha y rondando a cada vez que pían el ascazo más profundo. Hay quien dice que si te ríes de ellos, que si los insultas, que si los denuncias eres un fachorro y que son un pueblo oprimido y que si tal y que si cual. A mi sólo me parecen unos imbéciles de primera y muy bien subvencionados y que no merecen otro nombre que el de Separatontos.
De estelados y estrellados.
Llego a éste artículo después de dos hechos que, haciendo "Zas" en toda la boca serían motivo de desaliento para cualquier hijo de vecino pero que en manos de esa especie patria la del "Bye, bye, Espanya!" o algo así, es único para hacer bueno ese refrán que dice, "Cuando el Tonto coge la linde, la linde se acaba y el Tonto sigue". El primero es que el inefable representante del Estado Español en Cataluña, el Señor Arturo Mas no ceja en su empeño de hacerse el gran estadista y Pesident. Una suerte de mosca cojonera que va allende los Pirineos con el único afán de contactar con políticos de primer nivel que, sinceramente, no tienen nada que hablar con él. El Estado Soberano es España, le pese a quien le pese y que un presidentucho de una región española quiera entrevistarse con el presidente de la Comisión Europea viene a ser cómo que el presidente, regidor o gobernador de Alsacia lo haga en nombre de su gran e inexistente estado. 
Aún asi, hay que reconocer que la Sociedad Civil Catalana es de las más activas del País. Para lo bueno y para lo malo. Para ir detrás de un trapo ridículo que incorpora una estrella cómo similitud a la bandera cubana en previsión de ¿Ser un nuevo Estado de la Unión norteamericana? o para arbolar, ésto con más retraso el grito patriótico e intentar deshacer lo hecho callada y pacientemente por el separatontismo en casi cuarenta años. Eso da alas a nuestro querido Mas para que siga haciendo el ridículo por las altas esferas del mundo uniéndose a gibraltareños, que le quiten no se qué crucero que pretendían atracar en Forum o buscando apoyos más que sórdidos con cuantiosas donaciones desde Marruecos. Y eso entronca con el segundo hecho, por más que la Unión Europea asegure, certifique, constate y anuncie que Cataluña independiente está fuera de Europa, ellos Erre que Erre que una vez independientes serán europeos, bajará el paro, subirán las pensiones y harán una base para submarinos nucleares chinos... Ahí es ná.
En la basura mental.
A mi ya me da la risa floja cada vez que me sale algún iluminado que me dice que cada vez que publico, que hablo, que critico, alabo o menciono al separatontismo creo veinte separatontistas más. El catalibán medio, el adoctrinado, ha llegado a tales cotas de inmundicia mental que, si los echamos sómos unos fachas porque nos queremos deshacer de la cultura catalana y todo lo implica y si los sujetamos sómos unos fascistas opresores que les hicimos perder su libertad en 1714. Eso sí, no trates de explicarles nada relacionado porque te salen por la tangente y cualquier día, para bajarlos, vamos a tener que hacerlo a tiros. En fín, al menos nos queda la risión que produce ver cómo a Mas se le acaban los argumentos y cada vez es un Pallasso más valorado en las cortes internacionales para amenizar la tarde a algún subsecretario de algo que no vale para mucho, aburrido. Además, para los que blogueamos sóbre ésto es inagotable fuente de noticias de cómo se puede dar, en cantidad y sin límite, asco, pena y rabia.