El aroma a pan casero inunda la casa y los recuerdos se agolpan, pidiendo permiso para sobresalir. Es que ese perfume particular - sea a levadura o a masa madre - enseguida nos lleva de la mano a momentos que guardamos en el corazón y componen, de a pedacitos o retazos, quienes somos.
Hoy les propongo una receta familiar para preparar pancitos saborizados que llenará sus hogares con recuerdos de madres (o padres, claro que sí) y abuelas que amasaron pan casero. Porque el pan hecho en casa tiene un sabor distinto...
La propuesta reúne, con y a partir de una misma masa, cuatro sabores bien definidos (y tantos otros que se les puedan ocurrir): queso, sésamo, cebolla y amapola.
Si están dispuestos a arremangarse, quitarse el estrés amasando, rememorar viejos tiempos o recuerdos de infancia, llenar la casa de aroma a cocina casera, disfrutando de meter mano en la masa, aquí les dejo los ingredientes que necesitarán.
¡A amasar se ha dicho! que... "Las penas con pan son buenas" y con estos pancitos quitaremos penas, disgustos y cualquier problema para instaurar en su lugar la dicha y la alegría.
En un bol pequeño, desmenuzá 30 gramos de levadura fresca prensada. Diluila en 100 cc. de agua tibia junto con 1 cucharada de azúcar y 1 cucharada del total de harina 000.
Aparte, en un bol más grande mezclá 40 gramos de manteca a temperatura ambiente (pomada) con 20 gramos de sal y 1 cucharada de extracto de malta (si te falta este ingrediente podés preparar igual la receta; no es necesario que salgas corriendo a comprarlo), disuelto en los restantes 500 cc. de agua tibia.
Una vez que se forme la esponja en el bol pequeño, incorporala al bol más grande.
Añadí el resto de harina 000 por tandas e integrala bien hasta formar un bollo.
Amasá hasta que obtengas una masa tierna, suave y homogénea. Cubrila con papel film y dejala descansar por unos 30 minutos, protegida de corrientes de aire y del calor fuerte directo.
Una vez transcurrido ese tiempo, extendé la masa con las manos para desgasificarla y dividila en 4 porciones (si sólo prepararás un sabor de pan, no es necesario dividir la masa).
Agregá a cada porción de masa el sabor elegido: 30 gramos de semillas de sésamo surtido (blanco, negro e integral), 1 cebolla picada, rehogada y condimentada a gusto; 100 gramos de queso rallado sabroso y 15 gramos de semillas de amapola.
Amasá para integrar los sabores elegidos en la masa. Una manera bastante práctica para integrar "el relleno" a los panes es cerrar la masa extendida con el relleno dentro, procurando hacer una especie de paquete. Entonces, amasá dando forma de bollo. Luego, con el cornet (espátula de plástico o metal que se emplea en pastelería/panadería) cortá el bollo en porciones que colocarás una encima de la otra como en una torre.
Finalmente, aplastarás la torre haciendo algo de presión y amasarás dando forma de bollo. Si fuera necesario, repetí esta acción algunas veces más hasta que notes que el relleno quedó bien integrado al bollo. Entonces, dejá descansar la masa por otros 30 minutos, cubierta con papel film y con los mismos cuidados que te indiqué antes.
Una vez transcurrido ese tiempo, tomá porciones de 30 gramos de masa (aproximadamente, la porción de masa que al pellizcarla del bollo para cortarla entra dentro de la palma de tu mano) y dales forma de bollitos.
Ubicá los pequeños bollos de pan sobre placa de horno enmantecada, dejando algo de espacio entre unos y otros porque falta el leudado final antes de cocinarlos; así, los panes no se pegarán entre sí.
Dejá levar hasta que dupliquen su tamaño, cubiertos con papel film. Antes de hornearlos, pintalos con agua, aceite o con una mezcla en partes iguales de agua y huevo batido.
Cociná en horno precalentado a 200° C por 15 a 20 minutos o hasta que estén dorados.Horneá los panes con vapor para que les quede una linda corteza y un interior bien aireado. Para ello, colocá un cuenco (apto para horno) con agua en el interior del horno, dejándolo por 7 a 10 minutos mientras se cocinan los panes o vaporizá el interior del horno con agua antes de colocar la placa para su cocción.
Obtendrás pancitos tiernos, con una miga aireada, abundante "relleno" y sabores delicados. Ideales para preparar mini-sándwiches o para comer con manteca, quesos para untar o patés vegetales.
Cuando estén apenas tibios, podés congelarlos en el freezer, manteniéndolos frescos por varios meses. En ese caso, cuando los retires del frío les darás un golpecito de calor para dejarlos como recién horneados.
Con un kilo de harina obtendrán unos 65 pancitos aproximadamente.Si sólo desean preparar uno de los sabores que les propongo, no olviden que deberán ajustar la cantidad del ingrediente deseado a la proporción adecuada.Otras opciones de relleno pueden ser: tomates secos, hierbas aromáticas, aceitunas (pueden o no estar secas), semillas de calabaza, semillas de girasol, pimientos rehogados y picados...
Recuerden que siempre que trabajen con levadura deben evitar que la sal de la receta entre en contacto directo con ella porque la quemaría. De igual modo, el agua (o leche) que lleve la preparación debe estar tibia y no caliente, porque esto malograría la levadura. Por último, para obtener un leudado estupendo deberán mantener los bollos de masa a buen resguardo de corrientes de aire o de fuentes de calor directo.
Espero que les guste la propuesta, se quiten el miedo de preparar panes y prueben con esta opción sencilla para realizar en casa, convidar, disfrutar y guardar (si queda alguno) en el freezer.
Nos encontramos la próxima. ¡Bon appétit!