Desde fuera no parece un restaurante, pero al entrar te encuentras un local alargado con unas cuantas mesas para comer o picotear algo. Al fondo del todo está la cocina con un cristal, por lo que puedes ver el movimiento allí.
interior local
La carta, muy original, sobre una tabla de cortar nos muestra varios platos en los que destacan las tostas. También hay una pequeña, pero interesante, selección de vinos. Algunos de los platos de la carta no estaban disponibles cuando fuimos, a pesar de que era entre semana y estaba bastante vacío. Nosotros probamos la tosta de pulpo con queso (impresionante) y el crocante de langostino (muy bueno también). Todo lo que probamos estaba muy bueno y a buen precio. El servicio también era correcto. La camarera, muy simpática, si bien parecía que en cocina iban un poco lentos.
la original carta
Tostada de pulpo y cremoso de queso San Simón
Langostinos en tempura con dos salsas mayonesas
Coulant "Santiago" con helado de licor
Carta en gallego
El local es muy coqueto, con algunas frases escritas en la pared, pero con un estilo muy minimalista.
"Tenemos wifi, pero también podéis hablar entre vosotros"
En definitiva, un sitio recomendable para picortear algo y charlar con los amigos.
Comida: 8Servicio:7,5Decoración:8,5Calidad/Precio: 8.5