Todos los años suele ser así excepto ayer, que cuando puso la segunda peli a las 10 de la noche, se me cerraron los ojos y caí en un sueño profundo casi sin darme cuenta... La compañía no la perdió, pero claro, no creo que sea muy divertido ver pelis de miedo con una persona y dos gatos durmiendo a pierna suelta en el sofá de al lado...
Y claro, pese a la cura de sueño que me he pegado y que ha hecho que me levantase fenomenal, esta mañana sentía un poquito de culpabilidad... así que para compensar mi coma profundo de anoche se me ha ocurrido preparar algún postre, porque estamos a dieta y últimamente no solemos catar mucho el dulce.
Siendo 1 de noviembre y tirando para mi tierra, no hay mejor postre para este día que ¡unos panellets! Pero no tenía almendras... Y de repente recordé los que preparé por primera vez en el colegio y que en aquel entonces me supieron a gloria: los de zanahoria y coco. Ya los tenía ¡manos a la obra!
Lo mejor de estos panellets es que son súper sencillos y no necesitan horno, solo hay que cocer las zanahorias, mezclar los ingredientes y listo. Aunque ya se pase la fiesta típica para prepararlos os recomiendo que los probéis porque están riquísimos y es otra manera de comer más zanahoria ;).
Ingredientes (para 16 unidades aprox.)
- 200 gr. de zanahoria
- 80 gr. de coco rallado
- 60 gr. de azúcar
Lava, pela y corta en trozos las zanahorias. Colócalas en un cazo con agua y cuécelas hasta que estén blandas.
Una vez cocidas escúrrelas y colócalas sobre una servilleta de papel para que absorba el exceso de agua. Puedes colocar otra servilleta encima y aplastarlas un poco para quitarles más humedad. Deja que se enfríen.
Cuando las zanahorias ya se hayan enfriado cháfalas con la ayuda de un tenedor o una trituradora si no lo quieres hacer a mano.
Cuando ya tengas la consistencia de un puré añade el azúcar y 60 gr. de coco, los 20 gr restantes los reservamos para cubrir los panellets luego.
Mezclamos todo hasta conseguir una masa homogénea.
Y ya solo nos queda coger un poco de masa y darle forma con las manos. Los puedes hacer más o menos grandes según te guste y con forma redonda o de cono. Yo opté por hacerlos en un tamaño bocado y combinando las dos formas. Una vez que tenga la forma deseada, puedes cubrirlo con un poco de coco.
Colócalos en una bandeja y mételos en el frigorífico unas horas para que la masa asiente y sea más compacta. Por ejemplo, puedes prepararlos por la mañana y comerlos como postre o merienda.
Y a disfrutarlos ¿son fáciles verdad? :)