Un derechazo de Tejela que va camino de ser marca registrada (R). CABRERA
Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. San Isidro. Octava de feria. Casi lleno. Toros de Parladé para Diego Urdiales, Matías Tejela y José Manuel Más que toma la alternativa.
Tras el comunicado de ayer remitido por la Unión de Criadores de Toros de Lidia han sido ocho, de ocho, los toros de Parladé aprobados por los veterinarios. Magnífica, una vez más, la Unión como herramienta de presión. Los parladés, como sus hermanos los juanpedros, han resultado de un sopor insufrible. Recipientes vacunos vacíos de casta y ayunos de fuerzas. Tercero y cuarto, casi han llegado a ser esos medios toros con los que las figuras templan gaitas, detienen relojes y petrifican estampas. Pero, hoy, ni por esas, ya que los toros han estado por encima de los coletillas, que han dejado bastante que desear.
Al riojano Urdiales, al que estamos acostumbrados a ver con otro tipo de corridas, le cuesta lucirante estos animales tan idiotizados y narcotizados por la sangre descastada que recorre sus venas. En su primero no tuvo opciones, después de que lo picaran en la penca del rabo, aún así, antes de que terminara por negarse a embestir le dió tiempo a firmar algún muletazo meritorio. Como hasta los mejores escribanos echan un borrón, hay que contar que al cuarto toro no lo vió, que el obediente bóvido embistió con empalago en doce o quince ocasiones y que Urdiales, esta vez mal, erró al llevarse la pañosa detrás en cada pase, en vez de dejarsela puesta. La cosa acabó alargándose más de lo deseado por las ganas de morirse que tenía el torezno, que con sus humilladas súplicas, no dejaba entrar a ley a Diego.
Tejela se ha dejado ir al toro más aprovechable de la tarde, el tercero, que le regaló un puñado de embestidas a los que el torero, como nos tiene acostumbrados, muleteó con decenas de derechazos tan eléctricos como el AVE. Si Morante es el encargado del tiempo, de parar los relojes, el Tejela es el ocupado de adelantarlos. El sentido del temple no existe para él, luego su concepto de toreo calza cojo de una pata. Con el quinto, más de lo mismo. Faena cargada de medios pases desbocados, sin ton ni son. Como es un torero que gusta, no sé a quién, pero gusta, este año otra vez aparece en las mejores ferias en carteles acomodados, mientras otros se buscan las lentejas como pueden.
Si este año no suben a Primera Betis, Celta o Salamanca, porque no se lo han ganado ni están preparados para la nueva categoría, ¿por qué Más puede tomar alternativa y recolocar su nombre en un sitio que no está hecho para él? Ha tomado otra de esas alternativas con fechas de caducidad. Las prisas por los dineros, por la fama y por salir de un escalafón que, en muchas ocasiones, se presenta más duro que el de sus mayores, hacen que cada vez sean más los jóvenes inexpertos que se tiran al monte, aunque sería más correcto decir que los arrojan sus sedientos apoderados. Con el peor lote anduvo vulgar, pesado, sin técnica ni oficio, le engancharon tropecientas mil veces la muleta, abusó del pico y nunca su colocación fue la cabal. El panorama que se le presenta, sin ninguna corrida firmada, es negro como el hollín.