Hay tareas que son demasiado pequeñas como para reservarles una hora concreta - y demasiado grandes como para resolverlas en los momentos de bajón al medio día.
Requieren que salgas de la rutina normal, que utilices un programa nuevo, o que tomes una decisión para la que aún no te sientes lista. Son tareas que se van acumulando y te quitan el sueño - porque ni siquiera tienes una buena excusa por haberlos postergado tanto tiempo:
- Imprimir aquel librito que querías revisar en papel - cuando significa que lo lleves en un pen drive al próximo locutorio con impresora.
- Pedir las fotos para los marcos en la pared - lo que requiere que inviertas el tiempo de seleccionar las fotos que quieres poner ahí, y sus tamaños.
- Recoger esta carta de correos antes de que la devuelvan al destinatario - cuando la oficina no queda de camino.
- Escribir aquella reseña que prometiste - a pesar de que el tema del libro no despertó opinión ninguna.
- Escoger el diseño para la invitación del bautizo de los gemelos - lo que significa revisar miles de diseños de etsy.com.
Las tareas moscas...
No es que sean tareas complicadas. Tampoco tardarías muchos en realizarlas, o por lo menos es lo que esperas. Lo que tienen en común es que tomes una decisión clara de ocuparte de ellas - no cuándo puedas sino en un horario concreto. Esto en sí es tarea difícil cuando no sabes muy bien como cuantificar estas tareas.
Y ahí se quedan, como la pequeña mosca que te molesta lo suficiente para que no puedas dormir, pero no lo suficiente como para levantarte, encender la luz y acabar con el zumbido. El resultado es un despertar malhumorado - o la incapacidad de concentrarte en lo realmente importante.
Así que le das otra vuelta más intentando ignorar algo que tampoco quieres olvidar. Tu pobre cerebro no sabes gestionar estas indicaciones contrarias y se pone nervioso - y tú también.
La hora "Just do it"
Añadir estas tareas a la lista de tareas normales no me dio resultados, así que he creado una lista especial para "tareas que hay que resolver para que yo pueda estar en paz conmigo misma". No suelen ser tareas profesionales, ni tampoco domésticas. De un u otro modo estas tareas suelen imponer su relevancia por su propio peso. Tampoco son tareas puramente de ocio, ya que el resultado puede ser genial (las fotos expuestas, la gratificación de haber escrito aquella reseña) pero la actividad en sí no lo es tanto.
Así que me inventé la hora "Just do it". Una hora a la semana en la que me dedico a resolver todas estas tareas - para sacármelas encima y, sobre todo, para dejar de pensar en ellas el resto de la semana. Básicamente he atrapado la mosca en una caja para llevármela al jardín en otro momento.
Dormiré mejor y podré disfrutar del resultado final sin el agobio del "ya lo haré" - porque ya lo habré hecho.
Just do it