En tiempos donde los resultados cada vez toman más importancia por sobre la forma de llegar a los mismos, el fútbol demostró que de tanto en tanto hay justicia en este hermoso deporte y premió a dos equipos que hacen todo un culto a las buenas formas. Lejos del marketing pero bien cerca del espectáculo, la final de la Copa del Rey promete ser inolvidable por el juego que proponen quienes serán sus protagonistas.
De alguna forma u otra, la Copa del Rey parece empeñada en entregarnos grandes finales año tras año. Luego de la recordada victoria del Real Madrid sobre el Barcelona en la anterior temporada, en esta ocasión tendremos un duelo menos ruidoso en cuanto a nombres pero quizás más prometedor desde lo estético, y esto es gracias al nuevo rival que tendrá el conjunto culé: el Athletic Bilbao de Marcelo Bielsa.
Por más que el mundo se paralice ante cada edición del Clásico, lo cierto es que hoy en día no parece ser la opción más prometedora en cuanto a buen juego de ambas partes. Aveces por la enorme superioridad de los blaugranas y otras veces por la mediocridad del planteo madridista (exceptuando obviamente el último encuentro), el partido más esperado por el mundo entero ha terminado siendo en más de una ocasión un simple monólogo de los catalanes. Con los de Bielsa enfrente, esa opción queda totalmente descartada.
Por principios, el equipo del técnico rosarino no sabe cómo llevar a cabo eso de ceder el protagonismo. A base de una fuerte presión y una constante mirada al arco rival, el Athletic Bilbao realiza casi a la perfección uno de los estilos que más suelen incomodar al Barcelona. Eso sí, deberá procurar no cometer ningún error. Los de Guardiola suelen encontrar problemas para sobreponerse a una dura presión, pero es sabido que cuentan con una paciencia inagotable para esperar que su rival afloje. Si esto sucede, toda buena intención de los de Bielsa puede quedar en el olvido.
Si existe algún prejuicio sobre las finales, será mejor eliminarlo antes de ver esta gran definición. Eso de que los partidos definitivos suelen ser aburridos por el miedo a perder quedará en el olvido por al menos 90 minutos para darle lugar a la constante búsqueda de la victoria. Por ahora, sólo queda esperar y hacer fuerza para que ambos lleguen en su mejor versión. Mientras, en la Real Federación Española de fútbol se discute sobre la sede que albergará este tan prometedor encuentro. Pero poco importa, lo único que sabemos es que, juegue donde se juegue, será para alquilar balcones.