Revista Salud y Bienestar

Para beber, lo mejor... el agua

Por Ana46 @AnaHid46

Para beber, lo mejor... el agua Cuando un enfermo renal entra en la etapa de pre-diálisis o diálisis, la restricción de líquidos se hace obligatoria; en cambio, una vez trasplantado y con buena función renal, el beber se hace imprescindible para mantener nuestro riñón bien hidratado y para ayudar a la eliminación de toxinas. 
El agua es ideal para estas funciones renales. También los caldos e infusiones (manzanilla, tila, poleo-menta) son perfectos y nos ayudan a la limpieza e hidratación de nuestro organismo.
Podemos decir que el agua:

  • No contiene calorías, ni carbohidratos, ni azúcar. 
  • Beber agua es una herramienta fundamental para perder peso, además reduce el apetito, sobre todo si te bebes un par de vasos cuando sientes que tienes hambre. 
  • Te ayuda a mejorar tu aspecto físico. Bebiendo agua tu piel se verá tersa, hidratada, con luminosidad, radiante y contribuye a ralentizar el envejecimiento.
  • Mejora tu forma física. La deshidratación puede reducir tu capacidad para hacer ejercicio. Si bebes agua, antes durante y después del esfuerzo físico notarás una mejoría en tu actividad. 
  • La digestión se ve mejorada y previene el estreñimiento. Si bebes con frecuencia agua, las digestiones serán mejores y la eliminación de deshechos se verá favorecida.
  • El riñón trabaja con menos esfuerzo y cumple mejor sus funciones si recibe suficiente aporte de agua. La orina es más abundante, diluida y de color claro.

Por todas estas razones los trasplantados (y toda la población en general) debemos tener el hábito de beber agua diariamente, para mantenernos saludables y evitar la deshidratación, sobre todo en época estival.


Lo que no debemos beber, o hacerlo puntualmente, son refrescos y zumos azucarados, abusar del café y tomar bebidas con alta graduación en alcohol. Tampoco es necesario hacerlo de forma estricta, pero siempre con moderación, a excepción del alcohol de alta graduación que los enfermos renales debemos evitar a toda costa.

Un café por la mañana y otro al mediodía, o algún refresco de vez en cuando, tampoco te van a hacer ningún mal. El consumo de cerveza o vino tiene que realizarse con mucha moderación, a no ser que se padezca del hígado o el médico lo prohíba por completo. Siempre preguntaremos a los nefrólogos porque cada caso es diferente.

Un consumo excesivo de refrescos y zumos azucarados conducen a una dieta desequilibrada, son adictivos, no son buenos para una buena hidratación, sólo nos aportan calorías vacías, incrementan el riesgo de sufrir obesidad y diabetes... Estos son algunos de los muchos motivos que hay para evitar tomarlos.


Así que ya sabéis, a beber agua ... a hidratarse y a sentir el agradecimiento de nuestro riñón. 


Leed también : El agua para los trasplantados.



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