Hace unos días vi en el Facebook de una de las profes de la carrera de Lengua y literatura que había compartido una frase de un libro que me llamó poderosamente la atención.
La frase en cuestión era la siguiente
"Nos quedamos en silencio un largo rato, yo frotándole los dedos donde la sangre, al parecer, se mantiene indiferente a mi entrega. Quizás Saulo tenga razón y haya comenzado a morirse por los dedos, como insistió aquella primera vez del horror en que creíamos que todo era un efecto perverso aunque pasajero de la cocaína. Luego aprendimos el lenguaje insolente y botánico de los doctores y supimos que se trataba de un "brote". Saulo es eso, un árbol muy viejo de raíces profundas que experimenta estacionalmente brotes. Brotes discretos en otoño, brotes de rosas negras hambrientas en invierno, brotes crueles, con alguno que otro graznido de engañosa alegría, en primavera. Y también brotes de acné. "
Eso más la encantadora portada que posee este libro me llevaron a googlearla para informarme más del mismo. Al hacer esto mis ganas de leerlo aumentaron más.
Resulta que la autora es boliviana, cosa que me encanta porque nunca leí a ningún escritor de ese país. Y el otro punto que me terminó de convencer es que se trata de una antología de ciencia ficción y terror, mis dos géneros preferidos en la vida.
Este será uno de los próximos libros que se sumen a mi biblioteca, pronto tendrán noticias del mismo.
¿Lo leyeron?
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