El Manchester City no soportó la presión que le significó enfrentar al Arsenal instantes después del triunfo logrado por el United ante el Queen’s Park Rangers (2-0, goles de Wayne Rooney y Paul Scholes) y cayendo derrotado por 1-0 a falta de cuatro minutos para el final hipotecó gran parte sus aspiraciones al título.
El castigo fue merecido para el City, que exhibiéndose lejos del nivel que en un momento lo catapultó a la cima jugó sin la personalidad de un equipo que esta disputando el primer lugar y acabó redondeando una actuación deprimente, definida por el incomprensible planteo de Roberto Mancini y la falta total de fútbol y actitud.
El elenco ciudadano no pareció percatarse en ningún momento de que se trataba de un encuentro clave. Afrontó el envite con liviandad y como si esto fuera poco opto por proteger su área y cederle completamente la iniciativa a su rival, cuando las necesidades lo obligaban a hacer justamente lo contrario.
Jugando de esta forma (y sin David Silva, lesionado) al equipo se le hizo prácticamente imposible acercarse con peligro al área contraria, razón por la cual las opciones de victoria quedaron tan solo reducidas a un error de la última línea local o a alguna acción aislada y provista de genialidad de Sergio Agüero o Mario Balotelli, la cual nunca llegó.
Todos estos inconvenientes los aprovechó muy bien el Arsenal, que aunque tuvo altos y bajos en cuanto a rendimiento y por momentos hasta pareció frustrarse al no encontrar espacios por los cuales perforar ejerció un dominio marcado a lo largo de los 90 minutos y contó con chances de gol muy claras para colocarse en ventaja.
Dos de ellas tuvieron como protagonista a Robin Van Persie, quien en el primer tiempo lo perdió abajo del arco y en el segundo estrelló un cabezazo en el poste. Y otra a Thomas Vermaelen y Yossi Benayoun, quienes también en el complemento y de forma increíble no pudieron definir en la línea de gol luego de un disparo de Theo Walcott que fue devuelto nuevamente por el palo.
Dichos infortunios parecieron dejar sin premio al once comandado por Arsene Wenger, que sin embargo llegó al gol minutos antes del final con un gran remate desde afuera del área de Mikel Arteta, quien le puso el broche a una producción individual sobresaliente y regó de justicia el resultado de un choque que posteriormente tuvo la tardía expulsión de Balotelli, quien ya había merecido la roja en los 45 iniciales por una plancha a Alex Song.
A falta de seis jornadas para el cierre, todo parece haberse puesto demasiado cuesta arriba para el City, que no gana desde que venció al Chelsea el pasado 21 de marzo y ahora se ubica nada más ni nada menos que a ocho puntos del United. El trofeo camina rumbo a Old Trafford.