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No sólo en las buenas novelas de misterio, sino en todas las novelas policiales, la novela negra, ni qué decir de los thrillers, existe al menos una escena de acción pura, quizás una de las escenas más importantes de la novela.Escribir escenas de acción no es más complicado que el resto, pero es necesario tener en cuenta algunas reglas básicas para hacerlo bien: Utilice oraciones cortas para incrementar el ritmo. Sea claro y use un lenguaje llano para describir los movimientos. Muestre, no cuente.
Son reglas simples y tienen sentido, pero quizás no sea tan sencillo aprender a aplicarlas correctamente. Como todo, mejora con la práctica.
El término de escenas de acción no sólo se aplica a peleas y persecuciones. Toda confrontación, cualquier secuencia de movimientos físicos, cada evento donde el componente visual predomine tendrá algo de acción (si no sería una descripción, no una escena).
En su novela usted no puede simplemente tratar de emular las películas de Hollywood, la “película interna” en la mente del lector no tendrá el mismo impacto sin efectos especiales, música específica, actuaciones de infarto de los dobles y esa enorme pantalla. Usted debe encontrar la manera de trasladar la experiencia emocional de una secuencia de acción a las palabras que el lector encontrará en la página.
Si usted simplemente escribe un montón de oraciones cortas, describiendo un gran número de cosas que suceden al mismo tiempo, su lector probablemente se pierda. Si por el contrario usted se toma su tiempo para dar una detallada explicación de lo que está pasando, su lector probablemente se aburra.
El desafío es hacer que la escena de acción sea más que una simple sucesión de eventos rápidos.
¿Qué hay en juego?
Ayuda mucho tener una idea de la situación, del objetivo de la escena y las consecuencias que acarrea a los personajes. Dos hombres que se enzarzan en una lucha, haciendo gala de un asombroso dominio de las artes marciales, saltando, girando y bloqueando los golpes del adversario durante cinco minutos, es el tipo de magia visual propia del cine, pero no tendrá mucho efecto en una novela. Si el lector tiene claro qué se juegan los personajes (asumiendo que vale la pena luchar por ello), creará intriga por saber el resultado de los golpes.
Punto de vista
Las escenas de acción se prestan para abandonar el punto de vista neutral y objetivo del narrador. Es conveniente tomar partido, elegir bando (preferiblemente el de su protagonista) y escribir la acción desde su perspectiva. Utilice el estado emocional de su personaje cuando describa qué sucede. No es que deje de ser realista, será específico para el personaje.
Si su héroe es un soldado de fuerzas especiales, actuando con precisión a velocidad de vértigo y analizando la técnica de cada golpe, bien. Pero si su protagonista es una ejecutiva de cuentas de una agencia de publicidad que se mete en una riña con la camarera que le tiró el cóctel sobre su carísimo vestido de diseñador, tome en cuenta eso porque la pelea será muy distinta. El punto de vista subjetivo no sólo le dará originalidad a la escena, también ayudará a definir el carácter de su personaje a ojos del lector.
Ritmo
No es obligatorio que una escena de acción deba ser escrita en su totalidad siguiendo un ritmo veloz. Si usted cambia el ritmo mezclando unos instantes de cámara lenta, como cuando alguien se da cuenta de cada detalle de lo que lo rodea, para luego continuar a paso vertiginoso dará otra dimensión a la escena. Para el lector que no se lo espera puede llegar a ser estimulante. Encontrar la justa relación rápido/lento es la clave, pero usted como escritor tiene la suerte de poder hacer prueba, error, reescritura, hasta dar con la mezcla óptima.
La trama debe avanzar
Las escenas de acción en una novela no son como en el cine, no son disfrute visual. Si el lector las interpreta como un paréntesis en la trama principal, el riego a que se las salte es enorme. Cada escena de acción debe tener un sentido para el argumento, una razón menos obvia que la pelea, persecución, o acrobacia en sí. Quizás haga tomar otra dirección al protagonista, quizás sorprenda al lector con un resultado inesperado. Puede utilizar estas escenas para plantar información que luego sea importante en la historia, al más puro estilo Arma de Chéjov.
Si dos chicos descubren que van tras la misma chica y se meten en una pelea a puñetazos, eso tiene sentido y todo el mundo lo entiende. Pero si en medio de la lucha uno comienza a golpear al otro con facilidad, vemos que el rival no se defiende, y luego encontramos que la chica está mirando, y nos enteramos de que ella odia a los hombres que pelean y que el chico que está perdiendo lo sabe… Cosas como éstas añaden un nivel de complejidad a los eventos que va más allá de los acciones en sí, apunta a las consecuencias de esas acciones.
Interpretaciones
Las escenas de acción pueden llegar a ser muy simplistas y directas, un conflicto en su forma más básica que se resuelve de una manera u otra. Con el fin de hacer que una secuencia de acción sea más que sólo una descripción de los acontecimientos hay que procurar darle más de un significado. Trate de generar en todos los involucrados (el protagonista, el antagonista y el lector) la misma conclusión tras la escena. Cada uno debe tener una interpretación diferente de lo que está pasando y del motivo. Eso convertirá a una escena sólo orientada a la acción en un pasaje donde se nos revelen los personajes.
Yendo a lo práctico, hay algunos elementos que debemos tomar en cuenta para escribir escenas de acción creíbles y atrapantes:
Actúe e investigue
En las escenas que pueda, levántese de la silla y trate de hacer ese movimiento. A veces nos encontramos con que simplemente no estamos describiendo lo que el cuerpo humano es capaz de hacer en una situación dada, porque no lo sabemos. Si describimos a alguien subiendo por una escalera de cuerda, trate de encontrar una y trepar, para ver realmente qué sensación produce. Si es una pelea, tire un par de puñetazos, péguele a una bolsa de boxeo. Si esto es imposible para usted, vea algunas luchas reales, sin la coreografía de las películas, como las de las olimpiadas, karate, yudo, boxeo, artes marciales, lucha grecorromana, todo se puede encontrar en internet. Esto le hará conocer movimientos y situaciones reales para describir en sus escenas. Cómo tiende a caer la gente, ¿sobre sus manos? ¿De costado? ¿Ruedan y se paran de un salto? ¿Qué tipo de exclamaciones producen? ¿Se secan el sudor o sólo lo ignoran concentrándose en el rival? ¿Cómo responde el cuerpo a los golpes?
Acelere
En la escritura de escenas de acción el ritmo debe transmitir la urgencia del momento. Mantenga al mínimo las descripciones detalladas de todo lo que no sea la acción en sí. Muchas veces puede utilizar frases cortas, entrecortadas o incluso incompletas. La repetición de algunas palabras clave puede acentuar el efecto de una acción.
Poco diálogo
Seamos realistas, no se habla mucho durante una acción compleja. Cuando se da paso a la adrenalina, la gente no se detiene a dialogar o discutir. Gritan, maldicen, amenazan, ordenan, se quejan… pero no dialogan. Mantenga el diálogo breve o evítelo.
Verbos
Durante la escritura del primer borrador no se preocupe sobre el uso de los verbos, sólo relate lo mejor que pueda para dar a entender el movimiento. Luego, en la revisión, se dará cuenta de la repetición continua de ciertos verbos a los que deberá encontrar sinónimos o vocablos más específicos. La escena es de acción y en eso los verbos son lo más importante de la frase. Los verbos que utilice deben ser para acciones específicas, reactivos, dinámicos y llenos de energía. Este tipo de escenas no son comunes en la vida cotidiana, y por eso los verbos utilizados tampoco lo serán. Sólo asegúrese de no pasarse hasta el punto de llamar demasiado la atención sobre las palabras, más que sobre los eventos.
Por otro lado, hay una serie de clichés que se repiten en las novelas con escenas de acción y que es mejor evitar, so pena de disgustar al lector:
Mala puntería
Si usted tiene previsto que su héroe escape corriendo de diez enemigos armados hasta los dientes bajo una lluvia de plomo, piénselo mejor. El que todos los malos no acierten nunca es poco creíble, haga que a su personaje le cueste un poco más la fuga.
Todo explota
Esto es más de película, pero en las novelas de acción también sucede y no tiene mucho sentido. Si algo explota debe tener una buena razón para hacerlo, no vivimos en un mundo tan volátil. No es posible que siempre se produzcan tiroteos, persecuciones y choques donde convenientemente hay productos altamente inflamables.
Resurrección del villano
Está francamente muy visto eso de que el villano que creíamos muerto aparezca de repente con una vitalidad increíble y que el protagonista deba volver a matarlo. Asegurarse que el malo está realmente muerto con otro disparo a la cabeza no cuesta nada, pero por alguna razón todos los héroes parecen olvidarlo. Y sobrevivir a una caída de cinco pisos para levantarse y perseguir corriendo a la chica no se ve muy lógico, hay gente que por menos que eso, si no muere, pasa meses en un hospital.
Monólogo asesino
Que el villano tenga casi todo ganado, con el héroe a su merced y se ponga a contar por qué hizo todo, cómo se siente y lo que tiene pensado hacer para las próximas vacaciones, dándole tiempo a los amigos del protagonista para que lleguen y lo salven, no es creíble. Tampoco es normal que lo deje atado en una lancha con agujeros para que se hunda y se muera ahogado, ni que lo cuelgue sobre una piscina con tiburones y le ponga una vela en la soga para que se vaya cortando. Los malos matan en el momento, de un tiro, sin explicar. Salvo que el héroe lo esté interrogando de forma persuasiva y le dé un motivo real para explayarse. Lo mejor es no llevar al héroe hasta ésta situación y resolver el clímax de otra manera más creativa.
Con estos consejos y una correcta estructura ya está en posición de escribir escenas que corten el aliento, ¡adelante!