La muerte del toro es la culminación de la corrida de toros. Esta, no tiene sentido si no existe la más importante de todas las suertes. La suerte suprema. Matar al toro, hacerlo de forma reglada y de la mejor forma posible es la obligación de todo matador de toros.
“Desde luego que matar no es nunca, en ningún caso, un arte, aunque hablando exclusivamente de toros sí pueden serlo los momentos previos a la muerte del animal. Es decir: la ejecución puede y debe ser artística, porque sólo ese detalle es lo que diferencia un espectáculo cruel. En el toreo no hay crueldad, porque nadie, absolutamente nadie que esté en su sano juicio, disfruta con la muerte del toro; pero el toreo es cruento, porque brota la sangre y se castiga al toro, como elementos indispensables de la fiesta.”
José Luis Ramón