Revista Salud y Bienestar

¿Para qué quieres músculos más grandes? La inutilidad de la hipertrofia

Por Robertosancheze

Esto es sólo mi opinión, que cambia constantemente. No me creas. Crea la tuya.

¿Para qué quieres músculos más grandes? La inutilidad de la hipertrofia

Aunque gracias a la aparición de disciplinas físicas como el Crossfit, el Entrenamiento Funcional o el Método Natural cada vez se haga más hincapié en la funcionalidad y eficiencia de nuestro cuerpo y movimientos, la búsqueda de la hipertrofia muscular continúa de moda. Esto seguirá siendo así mientras no cambie nuestra cultura de la cantidad, la de los coches más grandes, las casas más grandes, la cuenta bancaria más grande, el pene más grande… Casi todo el mundo, especialmente los hombres, quiere tener músculos más grandes.

El porqué ya lo he tratado de sobras. Como cualquier otro fin estético del dúo dieta-ejercicio físico –al igual que los objetivos de rendimiento deportivo–, el deseo de tener músculos más grandes responde a esa egocultura, a la inquietud incesante de gustar a los demás, que los demás nos aprueben e incluso que los demás nos admiren. ¡Guau! ¿Has visto qué bíceps tiene ese tío? Sí, claro que lo he visto. Para no verlo. Yo me pregunto: ¿para qué lo quiere? ¿Qué hace con él? Un buen momento para revisar ¿Haces ejercicio para aparentar o para funcionar?

Y más cuando gran parte de las hipertrofias musculares que se ven por ahí no son hipertrofias de calidad, sino hipertrofias aparentes. La gran mayoría de programas de entrenamiento enfocados en la hipertrofia lo único que persiguen es una adaptación celular en pro de la inflamación y la retención de líquidos, es decir, que las fibras musculares sean capaces de almacenar más cantidad de fluidos. Obviamente, si la fibra muscular aumenta su capacidad fluidica también aumenta su tamaño, sobre todo después de realizar un esfuerzo repetitivo, intenso y facilitador de la congestión muscular –hipertrofia transitoria. Lástima que para la mayoría este efecto desaparezca un rato después de la ducha.

Aún así, la hipertrofia “real” (hiperplasia), es decir, la multiplicación de las células musculares, puede desarrollarse y trabajarse y dice mucho más sobre tu calidad muscular –no vamos a entrar en el tema.

Sea como sea, la cuestión sigue siendo la misma: ¿PARA QUÉ?

Cuando uno pretende mantenerse sano y disfrutar de un cuerpo ágil, ligero, móvil, etc., siempre y cuando goce de ciertos mínimos de tamaño muscular –uno de nuestros grandes males es la atrofia muscular que tanta gente padece–, la búsqueda incesante de tener músculos cada vez más grandes se vuelve, como mínimo, inútil.

Un músculo grande no dice nada sobre tu salud, mucho menos cuando su tamaño depende de su estado inflamatorio, y por norma general lo único que vas a conseguir al aumentar el tamaño de tus músculos es incrementar tu peso, es decir, pesar más. Si pesas más van a ocurrir directamente dos cosas. Primero, tu agilidad y ligereza van a verse mermadas. Y segundo, muy probablemente tu movilidad también.

Resultado final: carencia de funcionalidad e ineficiencia energética –no podrás disfrutar de todo tu potencial real de movimiento natural, mientras que mantener y mover toda esa masa muscular va a requerir de un consumo energético muy importante.

Además, a pesar de que este sobrepeso no esté tan mal visto, sigue siendo sobrepeso. Seguramente a nivel metabólico no va a tener ni mucho menos las consecuencias de “sobrepesar” en materia grasa, especialmente grasa blanca. Pero sigue siendo un peso extra que vas a tener que sobrecargar cada vez que te muevas, tú y todas tus articulaciones.

Y por si esto no fuera poco, al no tener una relación directa el tamaño de tus músculos con tu fuerza absoluta, tu fuerza relativa también va a decrecer, aquella fuerza que realmente hablaba sobre tu funcionalidad y eficiencia muscular –puedes leer ¿Eres natural y utilitariamente fuerte? Fuerza relativa vs. fuerza absoluta

En fin, mi recomendación del día es que, a no ser que padezcas cierta atrofia muscular y todos sus perjuicios para la salud –locomotores, circulatorios, neurológicos, metabólicos–, no te obsesiones con el tamaño de tus músculos. Es más sencillo y práctico centrarte en lo que haces para sentirte bien, en moverte como has sido concebido para moverte, de una forma extremadamente variada, versátil y compleja, y dejar que tu tamaño muscular sea simplemente una consecuencia de esa actividad y de tu genética –quien tiene un peso muy importante en esto de la hipertrofia.

Sé fuerte para funcionar, para ser útil, y disfruta de las consecuencias.


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