Leo, una y otra vez, la Constitución que está abierta, en lugar de honor, en nuestros Talleres: “La Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad; trabaja por la mejora material y moral, el perfeccionamiento intelectual y social de la Humanidad”.
Leo en el periódico que Rodrigo Rato va a cobrar un sueldazo de aquí te espero –más de diez kilos-, por ser un gran estratega de ese latrocinio bancario hoy llamado eufemísticamente “mercado”; continúo leyendo que se blinda el contrato de Thiago en el Barça por 90 kilazos; veo y leo cómo se están impidiendo –por parte de la ciudadanía consciente- múltiples desahucios de personas y familias que no pueden hacer frente a quienes les roban; no leo porque hasta los periódicos se han olvidado de que cada dos segundos muere de hambre una persona en este mundo del millonario Rato y del millonario Thiago… ¡De locura!
“Trabaja por la mejora material y moral, el perfeccionamiento intelectual y social de la Humanidad”.
Y con lo que tenemos que hacer los masones, y con la que está cayendo ¿continuamos embarcados en memeces y talibanismos? A estas alturas de la película, ¿continuamos anquilosados en si mujeres sí, mujeres no, en si cuál es el rito más guay que defiendo con mi vida y mi baba? Mal vamos.
Cuando a Jean-Michel Quillardet, antiguo Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, le preguntaron para qué sirve la masonería, saltó con una de las suyas: “¿Y para qué sirve Mozart?”
La cosa es que la masonería es algo más que música y, por supuesto, que músicas. Ahí está la Constitución, ahí está nuestro para qué, la utilidad personal y social de nuestro oficio. Claro queda para qué sirve la Francmasonería. Ahora, con rigor y transparencia, hemos quizá de preguntarnos para qué sirve esta Francmasonería…
Lo que no podemos hacer, de ningún modo, es embarcarnos en cruzadas de pirados, ni reflexionar sobre el sexo de los Venerables Maestros (¡si es que lo tienen!), mientras el mundo, a nuestro alrededor, se dispone a estallar.
Constitución, GODF, servicio, realismo, humanidad, magufeo
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