Parece poco probable que ¿Para qué sirve un oso? llegue a la Argentina, a menos que los distribuidores apuesten a tres ingredientes de esta comedia española estrenada meses atrás en la madre patria. A saber: 1) el mensaje ecológico de una historia ambientada en una reserva de Asturias; 2) el retrato tierno/humorístico de dos hermanos cuarentones, uno biólogo, el otro zoológo; 3) la intervención de Javier Cámara (cómo olvidar al enfermero de Hable con ella), Geraldine Chaplin y su hija Oona (para deleite de los fanáticos de Carlitos) y de Jessie Johnson, hijo del mismísimo Don (al parecer todo queda en familia).
En este film de Tom Fernández también actúan Emma Suárez (atención, seguidores de Cuéntame cómo pasó), el menos conocido (por nuestro público) Gonzalo de Castro y la niña Sira García (encorsetada en el típico papel de chicuela precoz cuyos mohínes y ocurrencias deben resultar simpáticos). Como el resto del elenco, ellos también hacen lo posible por darles carnatura a personajes típicos de una fábula con claras intenciones pedagógicas.
Los peligros del efecto invernadero, la imperiosa necesidad de ahorrar el agua y reciclar la basura, la inconducta del ser humano como principal depredador del medioambiente son algunos de los temas mencionados. El toque romántico y humorístico (con algunos gags que le rinden homenaje al cine mudo) hacen de ésta una película ideal para proyectar -no tanto en una sala comercial- sino en aulas de 5º, 6º o 7º de nuestra escuela primaria.
Sin dudas, lo mejor de ¿Para qué sirve un oso? es la fotografía de Arnau Valls Colomer que, además de capturar paisajes de Asturias, simula la escenografía antártica con planos registrados en Islandia. De estrenarse en nuestro país, algunos espectadores también disfrutarán del reencuentro con la(s) Chaplin y con Cámara (a quien no vemos desde ¿Paris je t’aime?).
Dicho esto, también es probable que este mismo público cinéfilo se quede con las ganas de asistir a una buena comedia española.