Pongo a su
consideración algunas posibilidades. ¿Ustedes saben de otras?
Los premios
Óscar sirven para que la gente sin criterio, que sabe un carajo de cine, crea
tener una idea de lo que merece loas; sirven para creer que la manipulación de
las preferencias en Joligud es "la academia"; que Titanic es
comparable con Ben Hur; que Jennifer Lawrence, Natalie Portman y Jennifer
Connelly son buenas actrices; que los negros son una especie rara y los latinos
tenemos vocación de marginales; que cinco películas al año son representativas
del cine hablado en lenguas distintas a la inglesa, o sea, el 95 por ciento.
Los premios
Óscar sirven para que la gente aturdida con efectos especiales, pirotecnia y
estridencia publicitaria, la gran masa idiota, ignore sobre todo el cine árabe
y africano.
Sirven también
para que la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA divulguen su versión de los
hechos, vía personajes como Kathryn Bigelow y Mark Boal, y para que los medios
de difusión vendan masivamente información sobre los vestidos de las actrices
en la noche de gala.
Los premios
Óscar, en el mejor de los casos, sirven para que alguien como Luis Buñuel, con
la estatuilla, detenga una puerta que cierra sola.