Revista Solidaridad

Parábola del suicida / epílogo de esperanza (vi)

Por Cendolilla
¡Daño en el alma! ¡Rasgad las vestiduras! ¡Esquilas sonad! ¡Llamad para el Gran Juicio de la quema de herejes! Que aquí respira un brujo que quiere con su voz rasgar las tumbas                abrir las heridas                y quebrar los mármoles. Se dice prisionero y llama al Hombre.         Se dice músico de la Justicia.         Fabulista de la Anarquía.         ¿No te das cuenta de que nadie                                              nadie oye la golondrina que hurga sus conciencias? ¿No ves que tenemos al Hombre perfecta y socialmente ordenado? ¿Qué ofreces tú?                ¿Pan?                ¿Agua?                ¿Amor o estrellas? ¿Qué ofreces tú?         Nosotros tenemos contento al Hombre con el supremo orden del dinero                                       lujo                                       licor                                       comodidad                                       de no pensar                                       en lo que ignora. Nosotros todo lo vendemos. Pata ti todo está perdido. El ventral punto de la escritura es ya un dique que separa las ideas por colores. El Hombre está ya                inútil de gritar. Es un ciudadano                prensado por colores.                        El Amor está matemáticamente pensado                               es cuadrícula                               violación silenciosa                               de cadera por altura. El Hombre es una ficha de colores con brazos que creen agitar unas manos libres. El Hombre es un hilo sonriente de nuestra máquina dentada                que lo cose                que lo remienda                que lo desmadeja. Las letras y las claves musicales se agrupan por colores.         Todo está vendido.                               La libertad es un florido laberinto.                               La política un comercio de justicia e ideales. Todos tienen su color —rojo o azul— para creerse libres.                               ¿Desesperas? ЖЖЖЖЖЖЖЖЖЖ ¡Libre! ¡Libre y engañado! Bien llena la panza. Inútil la cabeza y bien cubierto de oro y maldiciones llovidas de un dios castigador. Siempre con el hacha vengadora dispuesta sobre su cabeza. Libre pero inconsciente. Bien dispuesto al ataque último                        de la perfecta técnica                        de la perfecta guerra                               de categorías                        de la perfecta destrucción.         Tenéis al Hombre bien encadenado a vuestros esquemas de orden y concierto. Bien uniformado por vuestros bien uniformados y valerosos generales que mantienen un orden social vendido con la sangre y pagado con cadáveres cronometrados.         Mas yo os advierto. Os amenazo con otro Hombre que nace del agua contra ellos. El Hombre de la Verdad. El Iluminado. El Perseguido. El Loco. El Encarcelado por reírse de vuestros fusiles locos. El único soberano de sus actos de sus sentimientos de su belleza. El único soberano de su amor y de su odio. El Hombre de la lucha. El Hombre y pico frente a vuestro hombre y pala. El Hombre que con su palabra arrasará vuestros templos de Mentira. El que hará temblar a los verdugos y derribará el patíbulo con su anárquica ilusión de construir un Hombre nuevo. El Hombre que se gestiona a sí mismo para no acabar congestionado. El Hombre feliz que no tiene camisa y ama al Hombre que desea vivir en Libertad. Y yo os advierto. Os amenazo co un Hombre solitario que yace entre los versos. Un licor viscoso que anega vuestras gargantas y empaña el más profundo tuétano. Un Hombre que yace donde pululan las palabras de la anarquía poética. Nada más que un Hombre en el que no entra la cultura trucada y alienante la técnica apátrida que desborda y obstruye inútilmente los sentidos.         El Hombre que yace con la Humanidad y sus agobios de aniquilamiento. El Hombre que respira amenazado por el ser o el no ser esclavo o libre carne o hierro. El Hombre del Amor y la caricia. El Hombre que levanta entre sus manos un dalle que corta y besa. El Hombre que levanta entre los puños un grito de Libertad. Es el Hombre-Dios El Hombre-Independiente El Hombre-Cristo El Hombre-Pueblo

que escupe su dolor en vuestros ojos.


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