María Teresa Campos se incorpora al programa Sálvame como “defensora del espectador”. La verdad es que hay algo que no me cuadra, porque creo que al espectador de “Sálvame” hay que defenderlo, ante todo, de sí mismo. Porque nadie le obliga a ver ese programa, que yo sepa. Así que el espectador de “Sálvame” es en realidad como un suicida. Alguien que ingiere voluntariamente una dosis masiva de basura y veneno.
En ese contexto, ¿qué espectador de “Sálvame” va a pedir que dicho programa rectifique, suavice o cambie de estilo, si lo único que puede gustarle de ese espacio es precisamente que sea como es?
Parece un lavado de imagen obligado por el malestar de Vasile ante el rumbo que estaba tomando el programa, inquieto porque las demandas le empezaban a caer a espuertas, asustado porque la analfabeta más encantada de serlo de toda España utilizaba su cadena para alardear de su bajeza en todos los sentidos, alarmado porque ya se asocia a Sálvame y, de paso, a todo Telecinco con lo más vil y ruin de la televisión.
No creo que ninguna de los miembros de la secta “Sálvame” acuda a María Teresa Campos para que eliminen, precisamente, lo que les empuja a ver ese engendro. Me da a mí que María Teresa Campos va a tener poquísimo trabajo, por no decir ninguno.