Estaba escuchando el océano y en la arena vi caras del pasado, fui a recogerlas y se desvanecieron en las manos.
Y soñé que escalaba aquel árbol mientras mamá observaba y era inocente y feliz.
Y siempre había un cielo abierto y la tierra creciendo.
Había figuras oscuras escondidas en su odio y miseria y otras luminosas conteniéndolas.
El amor ha juntado todos mis tiempos vividos con alegría y también con dolor.
No sé por qué debería quejarme en mi jardín secreto de sueños y realidades.
Me quedé mirando otros mundos escondidos donde la miseria y el hambre empujaba al humano.
Y dioses de plástico y microchip incorporado. Enfermos de desidia y dirigiendo la pobreza a su antojo.
El que compró el sol y la luna. Los dueños del agua y las semillas.
Un flash en el segundo y desaparecían.
Tuve que aprovechar el instante para intentar ser feliz porque todo se va.
Y rogué que las demás vidas lo hicieran.
Y no sufrí porque lo perverso también acababa y todo se mezclaba en el viento.